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Una pesadilla en la vida real: Situación de violencia de mujeres en su propia casa en Honduras

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Tan solo en febrero de 2024 se registraron más de 5 mil denuncias de violencia doméstica al Sistema Nacional de Emergencia (911), pero las estadísticas no suelen reflejar la cifra real de mujeres viven esto en su propia casa, pues muchas no denuncian en gran medida por temor a su agresor o falta de credibilidad en los operadores de justicia.


Un tictac interno: los minutos se vuelven horas y los segundos se alargan al máximo. El ambiente se vuelve más denso entre incertidumbre de hacer algo o fingir que no pasa nada, la respiración se estira hasta que parece que ahoga: esta es la situación que se enfrentan las víctimas de violencia.

Entender que es un ciclo puede ser más difícil de lo que parece, pues se desarrolla en un espacio y tiempo en silencio, con mucha más frecuencia en relaciones románticas.

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La psicóloga hondureña Anlenne Dueñas, explicó que la alta incidencia de violencia doméstica en Honduras depende de muchos factores, incluso culturales y económicos que perpetúan estas condiciones hostiles para las mujeres y que las limita a poder acceder a apoyo.

“Lo único que esperás es que te va a matar”

Le pintaron un romance sinigual, desde que Daniela* vio a Carlos se fijó en él y hubo una conexión entre ellos desde el principio, la trataba como quería: tenían cosas en común, era detallista, incluso protector con ella. “Él era muy especial”, dijo, encontró todas esas características que la prepararon para el siguiente paso de creer que era el indicado para formar una familia.

No obstante, todo se tornó gris para Daniela y aquel que decía ser un príncipe azul, era de verdad todo lo contrario.

 “Empecé a ver que me levantaba la voz y tratarme con bastante indiferencia, ya no se preocupaba por estar en la casa”, así fue como en un abrir y cerrar de ojos ocurrieron los primeros incidentes violentos, pero pensó que solo era pasajero.

En ese ambiente de incomodidad fue cuando pensó en huir de Carlos, pero él escuchó cuando estaba pidiendo ayuda a una de sus amigas más cercanas y le estrelló el teléfono en la pared… Solo el inicio de su pesadilla en carne propia.

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(Foto: USAID)

Cuando tuvo su primer hijo la cosa no cambió, de quien esperaba que se transformara en un padre atento y cariñoso fue un ausente, solo le daba 100 lempiras para “ajustar” para la comida a veces hasta para una semana. “Yo seguía enamorada de esa persona, con la esperanza que solo era un momento de debilidad o de estrés, eso pensé que no pudimos como enfrentar una situación por el hecho que teníamos un bebé”, reveló la víctima.

Daniela aceptó que vivió durante mucho tiempo violencia doméstica, hasta el punto de verse forzada a cosas muy delicadas como insultos, a pesar de ello, seguía con esperanza que volvieran al principio que todo era amor.

“Tuvimos el segundo bebé, yo pensé que la situación iba a cambiar (…) Pensábamos que iba a ser niña, él me prometió que si era niña él iba a cambiar, ya tenía el nombre (…) Lo único que agradezco es que mis hijos nunca estuvieron ahí presentes”, manifestó.

A pesar de que nunca hubo golpes, sí era algo crítico que escaló hasta que el agresor hizo disparos con un arma de fuego a su lado, poniéndola en riesgo: “Lo único que esperás es que te va a matar”.

Decidida en denunciarlo llegó hasta las instalaciones de la Policía Nacional que quedaba cerca de su hogar y después de todas las preguntas, solo se levantó diciendo que ya volvía. Al salir, pensó en la mamá de Carlos, quien padecía de una enfermedad y se retractó, se vio reflejada en lo único que compartía con esa mujer: ser progenitora.

Después de reflexionar el peligro inminente que significaba vivir con aquel hombre, tomó decisión de separarse, pero pasaron meses para no sentir miedo porque la podía perseguir: pensó en el arma que tenía con la que había disparado antes, pensó en la muerte.

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(Foto referencia: Pexels)

Afortunadamente y como si las hubiesen puesto en su camino confió en un círculo muy pequeño y reducido, quienes la apoyaron a salir de ahí: “Fueron mi luz, creo que, si no hubiera tenido ese apoyo, tal vez no estuviera con vida”.

Explicó que “tenía pesadillas (estando con él)” y después cuando logró salir pasó a un “sueño tan pacífico”.

“Empecé a tener amor propio y estoy dándome el espacio que perdí con esta persona (…) Aunque es complicado olvidar esas situaciones, son cicatrices que nunca se te van a quitar, pero en un momento decís: sanó bien, ya casi no se mira, y seguís con vida, eso es lo que más me llena”, finalizó Daniela.

*Utilizamos un nombre falso para proteger la identidad de la fuente del testimonio.

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Fases del ciclo de violencia

De acuerdo con la psicóloga Lenore Walker, hay tres principales fases en este ciclo de la violencia, haciendo referencia al proceso que viven las víctimas con respecto a su agresor. Ante esto se expone que no es de forma lineal, es decir, se pueden ejercer diferentes tipos de violencia al mismo tiempo y se combinan con demostraciones de afecto.

Lo que coloca en una posición muy compleja a las perjudicadas, pues puede llegar a pensar que todo está bien nuevamente, cuando no es así.

¿Cuál es el patrón? Según Walker es la fase de tensión donde el agresor tiende a cambiar estado de ánimo y la víctima trata de complacerle para cambiar al ambiente.  

Seguidamente ocurre la fase de explosión donde ocurre la violencia, ya sea física, psicológica o sexual; donde usualmente la damnificada puede tratar de buscar ayuda e incluso interponer una denuncia.

Luego, entra la fase “luna de miel” donde el atacante va a tratar de buscar soluciones, muestras de afecto y regalos pretendiendo la ilusión de “un aparente cambio”; debido a esto muchas de las féminas atacadas pueden retirar la denuncia o incluso creer que “exageraron” y que tenga el pensamiento de “no todo es malo, hay momentos buenos”.

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(Foto: Cortesía)

“Todas estas fases se repetirán, cada vez con más frecuencia, hasta quedarse reducidas a una sola: la fase de la explosión”, establece el Instituto Andaluz de la Mujer.

Una lamentable realidad en Honduras

No es algo lejano que solo se puede ver a través de noticias, series o películas, pues les pasa a familiares, amigas, vecinas sin que nos demos cuenta, sin poder ayudarlas.

Muchas veces los hijos pueden quedar en medio e incluso verse afectados por la violencia doméstica lo que genera fracturas en las familias: «Afecta de manera negativa la salud mental y física de todos los miembros de la familia, especialmente de los niños, y perpetuar un ciclo de violencia intergeneracional si no se aborda adecuadamente puede obstaculizar el desarrollo económico y social de la familia», expresó Dueñas.

“El hombre llega hasta donde la mujer lo permite”, “Es culpa de ella por dejarse”, “En mis tiempos aguantábamos por los hijos”, esos son algunos de los comentarios de los que son bombardeadas las víctimas de violencia que no hacen más que un borrado de vivencias crudas y difíciles.

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(Foto: Cortesía)

Sobre todo, cuando realidad es mucho más compleja: donde se involucran sentimientos, idealizaciones, anhelos, vínculos en común y muchas cosas más. Lo que sí es cierto es que: nunca una víctima quiere ser una víctima.

Reconocerlo no te hace débil

La psicóloga Anlenne estableció una forma de cómo las víctimas pueden buscar ayuda: abocándose a redes de apoyo, familia, amigos, conocidos, personas de la iglesia o comunidad, así como centros de protección contra la violencia.

«Tener en cuenta que no estás sola y que siempre habrá quien te pueda apoyar a salir de estas situaciones, que existimos profesionales comprometidos y dispuestos a apoyar y brindar las herramientas necesarias para poder erradicar ese temor a salir adelante. Reconocer ser víctima no te hace débil», externó la profesional.

Algunos contactos que pueden orientarte qué hacer en caso de ser víctima de violencia doméstica en Honduras
Fiscalía Especial de la Mujer (FEP-Mujer)Contacto: 2221-5620, 2221-3099
Ciudad MujerContacto: Facebook, Instagram e instalaciones.
Línea Mujer “Vivir sin Miedo” (Policía Nacional)Línea 114
Consultorios jurídicos gratuitosDiferentes universidades (UNAH, UNICAH, USAP, entre otras)
Organizaciones de derechos de las mujeresCentro de Derechos de las Mujeres (CDM)
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