En una noche inolvidable en el Estadio Nacional Chelato Uclés, al ser testigo de la emotiva despedida de Rambo el León, la leyenda del fútbol hondureño.
Desde el primer silbato, el ambiente estaba cargado de un aire especial, una mezcla de alegría y melancolía, en donde Rambo estaba rodeado de figuras históricas.
Su adiós no solo fue un tributo a su carrera, sino que también un agradecimiento a los aficionados que lo apoyaron durante años.
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Tras el partido que se jugó en su honor, el minuto 71, el estadio se sumió en silencio emotivo cuando Rambo, inundado en lágrimas, marcó el final de su impresionante carrera.
En medio de sus emotivas lagrimas recordó sus humildes inicios, “Solo me acuerdo de aquel niño que nomás tenía una pelota de caucho y quería comerse el mundo. Quería decirle a mi abuela que si lo logré, logré debutar”.
“Tuve el placer de jugar con grandes glorias, fui uno de los mejores a la par Del Piero, Dvies, Totti, Roberto Baggio”, añadió el futbolista.
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Cabe destacar que, el icónico jugador, no solo rindió agradecimiento a cada uno de sus admiradores, sino que también a todos los que lo moldearon como jugador, especialmente a Hermelundo Cantarero y su tío Pablo de León.
“Son de esas personas a las que le debo la vida futbolística, por ellos soy lo que soy”, destacó de León.
La noche estuvo marcada de una serie de golazos, reminiscencia de su habilidad incomparable en el campo.
“Decirle a cada niño que sueñe, yo me la creí, también ustedes pueden soñar. Crean en Cristo, síganlo traten de dar lo mejor por su compañero, sean leales, honestos, de los mejores del campo, traten de aprender cada día, den el extra, esfuércense”, aconsejo a futuras generaciones.
¿Qué pasará con Rambo de León?
Tras despedirse de su brillante carrera como jugador, Rambo de León se embarca ahora en un emocionante viaje hacia nuevos desafíos, mirando hacia el futuro con entusiasmo y determinación.
“Se vienen bonitos desafíos, amo eso enfrentar cualquier prueba”, aseguró el deportista.
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Por lo que aspira a enseñar habilidades futbolísticas a nuevas generaciones, así mismo a inculcar el espíritu y la temperancia de grandes jugadores.
Con un último adiós, Rambo de León se despidió del fútbol profesional, pero su legado, sus enseñanzas y su pasión por el juego perdurarán en el corazón de sus admiradores.
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