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EDITORIAL | El pobre y privado espectáculo de nuestro fútbol

BOLETOS
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El equipo aurinegro sólo pudo llevar un poco más de 600 mil seguidores en sus nueve partidos como locales.

Sin duda alguna que nuestra Liga Nacional debe comenzar a trabajar en regresar a los aficionados a sus estadios con el compadrazgo de los equipos de Primera División y la Liga de Ascenso.

Entre los pobres espectáculos deportivos y la privatización de nuestro fútbol no hay alternativas para los consumidores directos de fútbol local. Es ahí donde optan por ver fútbol internacional. Porque es más fácil verlo a través de otras plataformas que en televisión abierta.

¿En qué momento cambió todo?

Romantizar el hecho que los diez equipos de nuestra torneo local con «necesitamos el dinero para cubrir planillas» y permitir que el calendario vaya de acuerdo a los horarios de cierta televisora es no obligar a la empresa privada a creer en el deporte. Lo irónico es, que es dónde más se proyectan marcas. La pregunta es, ¿en qué momento decidimos que tener nuestras marcas en transmisiones privatizadas venden más que en televisión abierta? Hay algo, que no hace sentido.

La Liga Nacional ha publicado (como tradicionalmente lo hace), las taquillas del torneo anterior y es sorprendente cómo el público ha dejado de asistir a los estadios. Sobre todo en la zona norte del país.ç

San Pedro Sula, promedio un 9% de asistencia para el Apertura. Un poco más de 3 millones de aficionados asistieron a los partidos de local de los verdolagas y catedráticos.

Hablando de los últimos, constantemente tienen cambios. No por nada se les llama «El eterno proceso» y a pesar de las buenas intenciones pero malas decisiones en el club hoy los números en asistencia demuestran que los aficionados ya no se decantan por asistir a estos eventos deportivos donde los niveles competitivos van cada vez peor.

Es difícil medir una razón real por la que el aficionado hondureño no asiste a los estadio. Se exigen mejores fichajes, pero estos llegan y no producen. La boletería para muchos, no es accesible (aquí ya nos metemos en lo caro que está vivir en Honduras) y tampoco sus horarios o accesos a los inmuebles. Antes, al menos existía la posibilidad de ver los partidos. Ahora, no estamos quedando sin esa opción y es un círculo complicado: La gente no va al estadio, los equipos contratan planillas altísimas y buscan el mejor ingreso económico ignorando lo competitivo.

Tampoco, la infraestructura de nuestros estadios ayuda mucho para regresar a la familia. Comenzando por los baños. Es una falta de respeto total al aficionado lo que los estadios presentan hoy en día. Por experiencia, mejor me aguanto a ir a esos baños. Poco he llevado a mi hijo mayor al estadio. La última vez que lo hice fue al Carlos Miranda y los sanitarios estaban llenos de excremento de pájaro y ratón.

¿Así queremos que lleguen más aficionados al estadio? No me hagan empezar con el tema de la seguridad porque a estas alturas acumulo escapadas, botellazos, corridas y simplemente presenciar hechos que no corresponden a una liga profesional de fútbol.

Esto, sólo es mencionar factores que tienen injerencia al momento de toma de decisión. ¿Voy o no voy?

Al final, no sólo es fútbol. Sin embargo, si queremos ver fútbol debemos construir una estrategia basada en procesos de posicionamiento y por supuesto campañas para atraer a los aficionados a los estadios para poder disfrutar de lo que más nos apasiona a todos y lo que precisamente nos lleva a los estadios, el fútbol.

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