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(VIDEO) Maras y pandillas se reparten el control de las colonias en Tegucigalpa

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Estos serían los barrios y colonias sitiadas por la pandilla 18 y la MS-13, entre otras bandas delincuenciales

Las maras y pandillas siguen atemorizando a los pobladores y pobladoras de diferentes barrios y colonias de la capital hondureña, Tegucigalpa, derivando la intervención de elementos policiales.

Declaraciones del portavoz de FUSINA tras la problemática

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Estas situaciones provocaron que varias zonas fueron militarizadas, sobretodo en lugares donde antes se podía entrar, pero no salir.

“En estos lugares en algún momento se reportaba alguna incidencia delictiva donde predominaban algunas estructuras criminales como maras o pandillas con flagelos relacionados con la extorsión, sicariatos, asaltos a mano armada y sobre todo la venta y distribución de drogas”, expresó el portavoz de la Fuerza de Seguridad Nacional Interinstitucional (FUSINA), José Coello.

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Se han instalados diferentes destacamentos e incrementados números de elementos policiales y militares y postas policiales, agregó Coello.

El Reparto, La Canaán, El Hato de Enmedio, El Pedregal, La Laguna, El Bosque, La Sagastume y Los Pinos, son las zonas que registran altos niveles de peligrosidad en el transcurso de los años por la ola delictiva que experimentan.

“La pandilla 18 que antes tenía como dominio la colonia San José de la Peña, La Vega, 14 de Marzo, Canaán, San Isidro, y la parte este de la ciudad como La San Miguel, La Sosa, La 30 de Noviembre, El Sitio, La Cañada, Los Profesores, La Villa Vista, La Cantarero y 21 de Febrero, dominaba la Mara Salvatrucha”, reveló un investigador a Canal 11.

El pasado mes de febrero ONCENOTCIAS.HN reveló en exclusiva el sitio, el horario impuesto y además las otras bandas delincuenciales que se disputan territorio con las temibles Mara Salvatrucha MS-13 y la pandilla Barrio 18.

Para el caso en la capital Tegucigalpa se identifican al menos cuatro bandas locales: Los Chirizos, los Benjamines, el combo de los que no se dejan y los Doce Apóstoles.

Por su parte en la zona norte, con concentración en San Pedro Sula, se identifican a los Olanchanos, los Tercereños y los Palermeños.

Casi 5 mil 500 miembros activos de las dos reconocidas pandillas se encuentran presos en cárceles del país.

Cabe señalar que para que una organización criminal se considere mara o pandilla debe reunir ciertos requisitos:

  • que sea transnacional,
  • que prevalezca en un país con cobertura del 70 por ciento en todo el territorio,
  • que tenga más de 10 años de existir.
  • Las demás bandas son regionales o locales.

Según cifras de la Policía Nacional, 2650 miembros tienen la mara 18 recluidos en las cárceles hondureñas.

Por su parte la MS cuenta con 2800 integrantes tras las rejas, diseminados en las cárceles en el país.

Las maras:

Las organizaciones de pandilleros denominadas “maras” en Centroamérica con presencia más significativa en El Salvador y Honduras, nacieron en la ciudad estadounidense de Los Ángeles, durante la década de los sesenta y ochenta.

La palabra “mara” tuvo su origen en el significado del término “marabunta”, que corresponde a una plaga de hormigas carnívoras que siempre andan juntas. Luego, la palabra fue adoptada por los jóvenes centroamericanos para referirse a los amigos, la gente, la banda… la mara.

Las maras están compuestas habitualmente por jóvenes. Se organizan en estructuras muy jerarquizadas con fuerte sentido de pertenencia. Su estilo de funcionamiento se basa en la violencia y en lo que ellos denominan “vida loca”. Se financian con multitud de actividades ilegales: robos, extorsiones, asaltos, secuestros, tráfico de drogas y armas, etc.

Durante el conflicto armado de El Salvador (1980-1992) muchos jóvenes y familias enteras se vieron obligados a emigrar a Estados Unidos. Ese fue el principio de la historia pandilleril.

Quienes emigraron dejaron su historia para empezar una vida nueva. Salvadoreños, hondureños y guatemaltecos se instalaron en California y otros estados. Allí se encontraron un mundo muy distinto del que dejaron, y allí volvieron a ser minoría.

Los jóvenes, para sobrevivir en Los Ángeles, debían incorporarse a los grupos latinos que se enfrentaban a los afroamericanos. Con el tiempo, los grupos centroamericanos tomaron conciencia de su poder: eran tantos y tan valientes como los mexicanos. Entonces decidieron formar su propio grupo.

En la región centroamericana no había pandillas ni maras. El fenómeno comienza a visualizarse a partir de las guerras de los ochenta y la emigración masiva que provocaron. Las autoridades norteamericanas respondieron a este desafío con deportaciones constantes hacía los países de origen de los pandilleros. Una vez allí, estos grupos se organizaron y crecieron en las principales capitales centroamericanas con un modo de proceder idéntico que en su momento tenían en California.

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