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Yani Rosenthal cuenta su verdad por primera vez, AQUÍ LOS DETALLES 

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El reconocido empresario Yani Rosenthal Hildago, decidió narrar su versión sobre el proceso legal que enfrentó en los Estados Unidos, los delitos que lo acusaron y declararon inocente, sobre los bienes incautados de su familia en Honduras, y cómo esta situación ha impactado su vida.

A través de la pantalla de Canal 11, el exdiputado en un semblante que expresaba tranquilidad luego de recuperar su libertad, relató la historia de lo que vivió durante los últimos cinco años.

Inició explicando que la justicia estadounidense lo acusó del cargo lavado de activos en cuatro modalidades, mismos por los que posteriormente fue declarado inocente, y el delito menor al que le llaman,tranzar con bienes de procedencia ilegítima”, del que se declaró culpable.

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“Esos cuatro cargos estaban basados en los testimonios de los Cachiros y en transacciones comerciales que yo había efectuado con ellos, y gracias a que era una transacción documentada logré quitarme esos cargos de lavado de dinero y declararme culpable del otro cargo”, contó Yani Rosenthal a la periodista Yadira Bendaña, en el foro  La Entrevista, realizado desde su hogar.

Yani luchó por demostrar su inocencia

Antes de relatar cómo se entregó a las justicia de Estados Unidos, confesó que después del requerimiento fiscal, le confiscaron su casa, y a los días unos fiscales entraron a la propiedad «con un arma, y salieron con el arma. Un periodista amigo me dijo que ‘entraron con el arma y cuando salieron dijeron que era suya'», reveló Yani a más de un mes de haber arribado al país.

Ese mismo día, los fiscales del país norteamericano se comunicaron con los abogados del empresario, para comunicarle que, le estaban «armando un caso para que no lo podamos extraditar», ante esa situación los apoderados legales le recomendaron salir de Honduras lo antes posible.

Para lograr salir del territorio hondureño, fue una travesía, contó que se despidió con su esposa durante la madrugada, y emprendió su camino a la frontera de Corinto; al llegar a la frontera entre Honduras y Guatemala, un agente migratorio le dijo que tendría que poner su huella para poder pasar, acción a la que desistió para que su salida no trascendiera, y optó por partir a través de un punto ciego con la ayuda de un amigo ganadero.

Yani Rosenthal

«Salimos en un caballo a Guatemala, porque estaba lloviendo muchísimo, salimos a la cinco de la mañana y llegamos a las once de la noche». Posteriormente estuvo en Panamá y se trasladó a los Estados Unidos, «se suponía que me iba a presentar a los juzgados, y me iban a dejar libre bajo fianza, pero no fue así, me metieron preso de inmediato. Fueron días malos porque yo no sabía que iba para la cárcel se suponía que teníamos un trato entre ambas partes. Íbamos a ir al tribunal a pedir la fianza».

Explicó que le habían cancelado la visa, y pedir fianza implicaba ser encarcelado por migración; por esa razón en el encuentro con el juez, no la solicitaron.

«Me mandaron a la cárcel, era un viernes en la noche, el fin de semana me metieron donde todos los presos están juntos, pero el lunes en la mañana llegaron a buscarme y me dijeron que, ‘por un error te metimos aquí, te tenemos que trasladar al décimo piso donde están las celdas de aislamiento solitario'», al consultar el porqué de la decisión, le explicaron que era por su seguridad, debido a que habían personas que está testificando en su contra.

Como parte del proceso, los jueces le entregaron la evidencia en su contra, para que él buscara la documentación exculpatoria. Sus abogados viajaron a Honduras para recopilar los documento con los que finalmente logró demostrar su inocencia en los cuatro cargos, y únicamente quedó con el delito menor de «tranzar con bienes de procedencia ilegitima».

Reducción de pena

Recibió una condenado a 36 meses en prisión, sin embargo, esa pena se redujo por el apoyo de muchas organizaciones e instituciones de caridad, niños y jóvenes becados, amigos políticos y por supuesto su familia,que enviaron cartas al juez ratificando la calidad humana del empresario y el apoyo que han recibido de él, años anteriores. El juez recibió unas 300 cartas.

«El día que me condenó me dijo (el juez), ‘te tengo que castigar porque cometiste un delito, pero también voy a poner una balanza las cosas buenas que has hecho'», la pena bajó de unos 63 meses, mismos que ya había aceptado, a 36, es decir, tres años, y gracias a su buen comportamiento en la prisión, donde destacó como maestro de matemáticas y español, aportando así a la graduación de secundaria de unos 38 presos. le rebajaron un 15 por ciento más, por eso cumplió 30 meses de condena.

Su vida en la cárcel

La celda en la que cumplió con su pena mide tres por dos metros, en ella hay dos camas, un servicio sanitario, un lavamanos, dos lockers, y una pequeña mesa. Antes de la crisis por el COVID-19, de 6 de la mañana a las 10 de la noche tenía la libertad de trasladarse por cada uno de los edificios de la prisión, todo y cuando el movimiento lo realizara en la hora en punto.

Siempre tuvo las visitas de su familia durante los fines de semana. Dos de sus hijas estudiaban en los Estados Unidos, y los reencuentros eran muy frecuentes, sus hermano Carlos Rosenthal lo visitaba un mes de por medio, sus tíos, sobrinos y varios de sus amigos también fueron a verlo.

Ver a su familia una vez a la semana ayudó mucho emocionalmente, sin embargo, los últimos meses a raíz de la pandemia, se tornaron complicados,«el 14 de marzo suspendieron las visitas, fue difícil porque disfrutaba los fines de semana. En la prisión cuando uno recibe un visitante es como que el mundo entrara a la prisión».

Yani Rosenthal
Yani Rosenthal en compañía de su sobrino durante su retorno a Honduras.

Menos de un mes después, el 1 de abril, los encerraron, ya que varios agentes penitenciarios se habían contagiado, y solo les permitían salir 15 minutos a diario, de lunes a viernes.

Los lunes, miércoles y viernes, para bañarse, los martes y jueves, para hacer llamadas. La martes llamaba a su esposa Claudia, y los jueves a su madre, doña Miriam Hidalgo de Rosenthal.

«Aprendí a bañarme en los lavamanos de la cintura para arriba, y en el inodoro de la cintura para abajo, y así medio me daba un baño los martes, jueves, sábados  y domingos; y los otro tres días eran los días en que me daba un buen baño», relató.

Considera que esta ha sido la peor experiencia de su vida, sin embargo, le dejó muchas enseñanzas. El acercamiento a Dios y la adquisición de más conocimiento sobre su religión es uno de los impactos positivos que más valora; también aprovechó el tiempo en leer al menos 150 libros, de política, economía y otros temas que nunca había leído.

Entre las vivencias que más lo marcaron, recordó que sufrió un dolor en el codo, asistió cuatro días consecutivos a la clínica, esperó por horas, pero no lo atendieron, sino hasta el quinto día, «aquí no tenemos medicina para eso que usted tiene, pero enfrente hay una tienda y puede comprar un aspirina para que le duela menos», le dijo una enfermera.

«Eso es lo que podemos hacer; es lo que exactamente pasa aquí en Honduras, cuando la gente va al Hospital Escuela, Catarino Rivas o Seguro Social, y son cosas que nunca las hubiera experimentado, nunca las hubiera entendido sino hubiera sido ahí».

¿Por qué lo vincularon con «Los Cachiros»?

«El Cachiro primero fue cliente antes de ser narco, él es cliente de la empacadora desde los 90’s, y se convierte en narco, de acuerdo a lo que él mismo dice, en 2003», explicó.

Al regresar a su ciudad natal, en 2008, luego de desempeñarse como ministro de la presidencia en el gobierno del expresidente Manuel Zelaya Rosales, se enteró que tenía un cliente, de 15 años, que se convirtió en narcotráficante.

«Ahí lo debí haber cortado, esa es la verdad de los hechos, ignoré eso y permití que él siguiera vendiendo ganado en la empacadora por cinco años más, hasta que el 2013 lo designaron en la OFAC (Oficina de Control de Bienes Extranjeros) , yo me enteré e inmediatamente lo corté como cliente».

Ante la consulta de la periodista Bendaña, sobre cómo garantizarle a los hondureños que no existe ningún vínculo; sostuvo que a parte que la empacadora la «quitó el gobierno», Los Cachiros están presos, y aprendió la lección, «sufrí muchísimo, estuve alejado de mi familia, y mi familia sufrió mucho; no solo me impusieron penas a mí, le impusieron penas a mi esposa y mis hijas; a Claudia (esposa) no la dejaron ir ninguna vez a verme a la prisión».

El peor día de su vida 

La noticia sobre la muerte de don Jaime Rosenthal fue devastador para el abogado, y al hablar sobre el que considera “el peor día de su vida”, las lágrimas son inevitables; esperó unos segundos e hizo el esfuerzo para platicar de algo que “le cuesta mucho hablar”.  

La muerte del que consideró su mejor amigo fue sumamente triste para el abogado, que confesó sufrir mucho ya que no pudo enterrarlo y tenía varios años sin compartir con él. 

“Mi papá se me murió estando preso, ese fue el día más triste de mi vida”, dijo con un nudo en la garganta. 

Recordó que disfrutaban las largas horas de pláticas, y compartían muchos gustos, como el de la política y los negocios. 

La última comunicación que tuvieron fue cinco días antes de que el reconocido empresario falleciera, en esa última conversación, don Jaime le comentó  “fíjate que me he estado sintiendo débil, pero ya me siento bien y yo creía que no iba a aguantar a que vos regresaras”.  

El viernes tuvo un deterioro en su salud, lo trasladaron de emergencia a un hospital, donde sufrió un infarto y fue ingresado a la unidad de cuidados intensivos.  

Yani Rosenthal
La carta que Yani Rosenthal envió tras el fallecimiento de su padre.

“Cuando me avisaron llamé a Claudia, me lo puso al teléfono, me dijo hablale, no sé si te va a escuchar, porque lo tienen en coma, pero vos hablale’, y yo le dije adiós… como pude…”, dijo, sin poder continuar por la nostalgia de lo ocurrido. 

Tras su retorno a Honduras, el pasado 7 de agosto; acompañado de su madre, esposa, hijas y hermanos, visitó a su padre en el cementerio, para despedirse de él y pedirle consejos de lo que debe hacer. 

Por otro lado, destacó y agradeció profundamente el apoyo de su esposa, que a pesar no verse por más de cinco años, su apoyo fue incondicional y nunca le dio la espalda, «Claudia se esforzó porque las cosas aquí en la casa estuvieran igual, como en aquella canción ‘en el mismo lugar y con la misma gente’ y de verdad siento que estoy de regreso en casa».

Injusticia en bienes incautados

Al mismo tiempo en que Yani enfrentaba el proceso judicial, la fiscalía en Honduras le incautó a su familia más de 60 bienes solo «en la primera ronda», entre ellos, la casa de sus padres y de sus hermanos, cuando ellos no eran acusados de nada, lamentó.

«Incautaron muchas empresas que junto con mi padre habíamos construido; Empacadora Continental, el Banco Continental, Alimentos Continental, Diario Tiempo, todas esas compañías las cerró el gobierno directa o indirectamente, porque al confiscarnos el banco estaba el depósito de esas empresas, y sin dinero no podían operar», esto desencadenó miles de desempleos en el Valle de Sula.

«Cometí un delito y pagué por el delito. Lo que ocurrió con los bienes fue injusto, porque tiene que haber un principio de proporcionalidad entre la magnitud del delito y la magnitud de la pena», dijo.

«Yo me declaré culpable por un monto de 250 mil dólares, en Honduras el delito no existe, pero si por analogía me aplicaran la pena del delito del lavado de activos, esa pena debería ser el doble del monto del que yo me declaré culpable, ósea 500 mil dólares, pero a mí se me había puesto una pena en EEUU, allá me pusieron una multa y una privación de dominio», continuó explicando.

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Ante esa situación, manifestó que no entiende la razón por la que le «ponen otra pena aquí en Honduras, por qué me quitan cosas si yo ya cumplí con mi pena en EEUU, y por qué los bienes que me han incautado son muchísimas veces más que el monto que me declaré culpable. No hay proporción entre el delito y la pena».

Sostuvo que por ahora, ante la justicia sólo debe enfrentar el juicio de privación de dominio en el cual “el Gobierno me quiere quitar absolutamente todo y voy a seguir adelante y pelear”.

No descarta buscar la presidencia de Honduras

El político confesó que está pensando la posibilidad de participar como precandidato presidencial en las próximas elecciones internas que se desarrollarán en marzo de 2021, “he estado platicando con muchos liberales, con líderes del partido, no he tomado una decisión, sé que si la tomo debe ser rápido”, reveló.

Soy y he sido político y sé que no tiene que simpatizar conmigo el 100 por ciento de las personas, solo la mitad más uno”, recalcó.

Yani Rosenthal

Se mostró sorprendido por el recibimiento del liberalismo, que una multitudinaria caravana se abocó al Aeropuerto Ramón Villada Morales, y agradeció que el pueblo hondureño le haya dado una segunda oportunidad, «no me han recibido como un exconvicto, sino que me han recibido con los brazos abiertos».

Yani Rosenthal fungió como ministro de la presidencia en el período 2006-2008 en el gobierno de Manuel Zelaya Rosales, posteriormente, en 2010-2014 ocupo una silla en el Congreso Nacional.

Aquí La Entrevista completa:

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