Si de perseverancia y tenacidad se trata, Diana puede darnos cátedra; 24 años viviendo con retos especiales, los mismos que lleva logrando sus todas sus metas.
Diana Hernández nació sordomuda; una discapacidad que ella ha tomado siempre como un reto y que lejos de desanimarla, la ha impulsado a luchar por sus sueños.
Ayer, la joven de 24 años originaria y residente en Juticalpa, Olancho, recibió su título a nivel técnico otorgado por la Universidad Pedagógica Nacional Francisco Morazán (UPNFM).
Con mucha emoción y desde muy temprano, Diana viajó a Tegucigalpa para asistir a la ceremonia de graduación donde vería culminada una de sus metas, pues desea seguir preparándose académicamente.
La joven llegó acompañada de su tía, Sandra Elizabeth Murillo, quien a lo largo de su vida ha sido su más grande apoyo y el pilar que la ha sostenido para llegar hasta aquí.
La madre de Diana, Dilcia María Murillo, tuvo que emigrar a los Estados Unidos donde todos estos años se ha dedicado a trabajar duro para poder darles a sus hijas una mejor calidad de vida y una buena educación.
Sandra se mostró satisfecha con la labor que ha desempeñado con su sobrina a quien ama como una hija.
“Hemos estado luchando desde la escuela, el colegio y ahora en la universidad (…) todos los esfuerzos de su madre están dando resultados, sin su ayuda y sin la de Dios nada sería posible”, expresó emocionada hasta las lágrimas.
Diana estudió en el centro regional de la UPNFM de Juticalpa y desde muy pequeña aprendió el lenguaje de señas; y tanto su tía como su hermana, también tuvieron que aprenderlo para poder comunicarse.
Esta exitosa joven ha demostrado su tenacidad, entereza y sus enormes deseos de superación que ahora la encaminan a continuar con sus estudios superiores y obtener en los próximos años una licenciatura.
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