Un estudio revela los efectos negativos de estos aparatos en el desarrollo del habla en los niños.
Usados por muchos padres como «niñeras de la era digital», los dispositivos electrónicos de mano representarían verdaderas amenazas al desarrollo intelectual de los más pequeños.
Un nuevo y revelador estudio examinó en profundidad la conexión entre el tiempo que los niños pequeños pasan frente a los dispositivos portátiles y el desarrollo del habla.
Un total de 894 niños de entre seis meses y dos años participaron del estudio que confirma lo que muchos sospechaban: la tecnología no nos hace necesariamente siempre más inteligentes.
Los investigadores de la Universidad de Toronto y el Hospital de Niños de la misma ciudad canadiense, se propusieron establecer un vínculo científico entre el tiempo de exposición a las pantallas y las habilidades de comunicación que los pequeños desarrollan.
El promedio de exposición frente a las pantallas registrado fue de 28 minutos diarios, con un 20 % de los niños que para los 18 meses ya registraba un mínimo de media hora frente a los dispositivos luminosos.
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Los hallazgos fueron alarmantes
Esa mínima exposición diaria fue asociada con un incremento del 49 % en retrasos del habla, lo que en definitiva significa que los niños comenzaron a hablar más tarde de lo esperado.
Los investigadores encontraron que aquellos niños que pasaban esos 30 minutos diarios frente a una pantalla mostraban marcadas dificultades para transformar sonidos en palabras. Sin embargo, no mostraban deficiencias en cuanto a lenguaje corporal e interacciones sociales.
Expertos aseguran que el estudio es un primer paso para que los padres se cuestionen el verdadero rol de la tecnología sobre la educación y el desarrollo intelectual de sus hijos.
La creencia popular de que «los niños aprenden de las pantallas» es cada vez más cuestionada, sobre todo en lo que respecta a niños menores de tres años.
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Recomendación
Especialistas en pediatría recomiendan a los padres «volver a los viejos tiempos» y equilibrar el uso de los dispositivos de mano con actividades más anticuadas pero que enriquecen más el desarrollo del habla.
Estas pueden ser algo tan simple como mantener una conversación y hacer de la lectura de libros algo rutinario en el proceso educativo.
¿Usted qué opina?