A casi una semana de que se desarrollaron las elecciones generales en Honduras, la ciudadanía ya conoce parte de los resultados, sin embargo, para saber la voluntad popular, primero se puso a prueba el robusto sistema biométrico que terminó con gran parte de las artimañas del pasado, además de responder de manera eficiente a la población que acudía a los centros de votación.
Pese a que varios analistas tenían sus reservas al comienzo, el sistema biométrico elevó los estándares y permitió que la población tuviera avances en las elecciones.
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Una de las falencias que presentaban los comicios en Honduras eran las denuncias de que los muertos votaban, lo que generaba desconfianza en la ciudadanía acerca de los resultados, no obstante, esa práctica quedó atrás, según lo confirmaron desde varias organizaciones civiles.
De acuerdo a observadores del proceso electoral, “los muertos ya no votan”, lo que evidencia la eficacia del sistema biométrico que se implementó el pasado domingo.
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El despliegue de la biometría, sumado a la Transmisión de Resultados Preliminares (TREP) y la diferencia entre los candidatos, evitó que el país nuevamente cayera en una crisis política, subrayan varios analistas quienes manifiestan que, si bien se cumplió con el objetivo, el Consejo Nacional Electoral (CNE), debe aspirar a que en la noche de las elecciones tengan procesados más del 80 o 90 por ciento de las marcas en las urnas.
Por otra parte, el sistema biométrico también facilitó el trabajo de los miembros de las Juntas Receptoras de Votos quienes con sensillez pudieron detectar electores que buscaban votar dos veces y ayudar a otros que acudieron a un centro de votación equivocado.
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