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Salman Abedi: el chico devoto y gran seguidor del Manchester United que se convirtió en terrorista

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Abedi perpetró el ataque suicida que horrorizó al Reino Unido y al mundo. ¿Cuándo dejó de ser el joven creyente e introvertido del que sus vecinos hablan?

Miles han llevado ofrendas en las afueras del Manchester Arena en honor a las víctimas.

Salman Ramadan Abedi, es el suicida de 22 años que mató a 22 personas y dejó a otras 59 gravemente heridas tras el ataque terrorista perpetrado la noche del 22 de mayo en el Manchester Arena en el concierto de la cantante estadounidense Ariana Grande.

Abedi nació en Manchester en enero de 1995 y era hijo de refugiados libios. Sus padres, Ramadan al Abedi y Samia Tabal llegaron a Inglaterra huyendo del régimen de Muamar Al Gadafi. Se instalaron en Londres, pero pronto se mudaron a Manchester.

Salman era el segundo de cuatro hermanos y creció en una familia muy religiosa. Vivían desde hace diez años, en el barrio periférico de Fallowfield, un suburbio universitario, aunque él se radicó en una calle de inmigrantes.

Estudió en la Academia Burnage, una escuela sólo de varones reconocida por recibir a muchos alumnos de la comunidad asiática de Manchester.

Como a los otros chicos de su edad, le gustaba jugar fútbol y asistía a los campos de juego de la secundaria Whalley Range, donde la fundación del popular Manchester United, del que era fanático, ofrecía clases del deporte. Salman también disfrutada de los juegos de computadora y del PlayStation 4.

Fieles creyentes

Abedi y su hermano Ismael, eran habituales asistentes a la mezquita de Didsbury, donde su padre también oraba y cantaba y era una de las figuras más destacadas en la comunidad por su hermosa voz.

Salman siempre fue un chico introvertido y reservado, a diferencia de su hermano Ismael de 23 años, quien siempre se mostraba extrovertido y más sociable.

Según miembros de la comunidad libia local, el padre de Salman, era un crítico y opositor del Estado Islámico, grupo terrorista que se atribuyó el ataque.

Salman Ramadan Abedi, se radicalizó hace unos dos años y sus cambios fueron “intensos”. Hace un año, se había dejado crecer la barba y comenzó a vestirse como el tradicional modo islámico.

Según sus vecinos, hace un par de meses se empezaba a comportar de modo extraño y cantaba rezos mahometanos a grandes voces en plena calle.

El Imam Mohammed Saeed, de la mezquita de Didsbury, reveló que en 2015, Abedi dejó de asistir a sus sermones por su «contenido anti ISIS».

Salman solía venir ocasionalmente, no era muy amigable conmigo porque no le gustaban mis sermones contra el ISIS. Me mostraba un rostro de odio. Y luego empezó a venir cada vez menos», contó.

Previamente a su metamorfosis, sus conocidos evocan un pasado tantas veces repetido en este tipo de biografías: era un chico «muy tranquilo», que era un gran seguidor del Manchester United.

Algunos vecinos reportaron que Abedi había realizado un viaje de tres semanas a Libia antes del ataque y que comenzó a mostrar un «rostro de odio», y se especula que podría haber pasado tiempo en Siria, donde el grupo terrorista Estado Islámico (ISIS) tiene su base de operaciones.

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Investigadores forenses de la policía buscan pruebas en la casa de la familia Abedi. Se requirió realizar una explosión controlada para poder ingresar a la vivienda.

La Policía británica, armada con un espectacular despliegue de efectivos y hasta tanquetas, irrumpió en su casa, donde luego de un registro, un forense salió con un manual en la mano titulado ‘¿Conoces tus productos químicos?’.

Las autoridades también allanaron la casa de su hermano Ismael, al sur de Manchester, donde después de un registro, fue detenido para investigación.

El rotativo inglés The Guardian, asegura que Salman Abedi era conocido por los servicios de seguridad, pero no se le estaba investigando de forma activa ni se le consideraba una persona de alto riesgo.

Salman Ramadan Abedi se hizo estallar alrededor de las 10:30 pm del pasado lunes. Llevaba consigo una bomba fabricada con clavos y tuercas que mató 22 vidas inocentes, en su mayoría niños y adolescentes, que disfrutaban del concierto de su artista favorita en la que prometía ser «una noche inolvidable».

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