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Imágenes: París ARDE por la por la subida de los derivados del petroleo

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A partir del 1 de enero de 2019, el precio de la gasolina en Francia subirá 2,9 céntimos y el diésel, 6,5 céntimos el litro. El presidente francés Emmanuel Macron lo justifica asegurando que es necesario pasa financiar la transición ecológica e incentivar a los consumidores a usar coches eléctricos.

Las barricadas regresaron a París. Los Campos Elíseos, una de las avenidas más bonitas y elegantes del mundo, se convirtió en un campo de batalla con motivo del segundo acto de protestas de los chalecos amarillos, los automovilistas que se manifiestan contra el alza de los carburantes en Francia.

Unas 8.000 personas se manifestaron en París y unas 106.000 en toda Francia, según los datos disponibles. «Asistimos a un debilitamiento del movimiento», aseguró Christophe Castaner, ministro del Interior de Francia. Una semana antes los chalecos amarillos lograron reunir a 280.000 personas en todo el país.

La manifestación había sido autorizada en el Campo de Marte, la gran explanada verde a los pies de la Torre Eiffel, pero no en los Campos Elíseos, porque había convocada cerca otra manifestación contra la violencia contra las mujeres (unas 12.000 personas participaron en ésta). Pero otras 5.000 hicieron oídos sordos y protestaron en los Campos Elíseos, la gran avenida que une el Arco Triunfo y la plaza de la Concordia.

Los chalecos amarillos -en referencia a la prenda fluorescente que portan los manifestantes, que es obligatoria en Francia llevar dentro de los vehículos- forman un movimiento social sin estructura y sin líder, organizado a través de las redes sociales. Protestan contra el aumento del precio de los combustibles.

A partir del 1 de enero de 2019, el precio de la gasolina en Francia subirá 2,9 céntimos y el diésel, 6,5 céntimos el litro. El presidente francés Emmanuel Macron lo justifica asegurando que es necesario pasa financiar la transición ecológica e incentivar a los consumidores a usar coches eléctricos. Ayer tuiteó: «Gracias a nuestras fuerzas del orden por su valentía y profesionalidad. Vergüenza a los que les han agredido. Vergüenza a los que han violentado a otros ciudadanos y periodistas. Vergüenza a los que han intimidado a los representantes elegidos».

«Nos damos cuenta que lo único que hacemos en este país es pagar«, se queja Dominique, tornero fresador de 62 años, que ha acudido a la manifestación en París.

Fuerzas de seguridad y manifestantes se enfrentaron en los Campos Elíseos, provocando destrozos en el mobiliario urbano. «Macron, dimisión», «Macron, lárgate» y «Macron, ladrón», gritaban en París.

El objetivo de los manifestantes era acercarse lo máximo posible al Palacio del Elíseo, residencia de Macron. La policía antidisturbios tenía la misión de impedírselo. Los agentes utilizaron gases lacrimógenos y también un cañón de agua.

Los manifestantes montaron barricadas, arrancaron adoquines para lanzarlos a la Policía y encendieron hogueras en los Campos Elíseos, engalanados con las luces navideñas inauguradas un par de días antes por el modisto Karl Lagerfeld y la alcaldesa de París, Anne Hidalgo.

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El ministro de Interior culpó a la líder ultraderechista Marine Le Pen. Y recordó que la presidenta del partido Reagrupamiento Nacional (antiguo Frente Nacional) había incitado a los chalecos amarillos a manifestarse en los Campos Elíseos. Le Pen se defendió en Twitter: «Yo había preguntado al Gobierno por qué no autorizaba a los chalecos amarillos a manifestarse en los Campos Elíseos. Hoy el señor Castaner utiliza esta pregunta para atacarme. Es miserable y deshonesto».

Algunos chalecos culparon de la violencia de los Campos Elíseos a grupos de extrema izquierda y extrema derecha, que habrían aprovechado la protesta para realizar destrozos y enfrentarse a la Policía. La violencia registrada en los Campos Elíseos contrastó con la manifestación pacífica en el Campo de Marte, donde, a mediodía, predominaban los turistas.

«Estamos hartos de pagar impuestos altos y de sufrir una pérdida importante del poder adquisitivo», explicó a EL MUNDO Muriel, una podóloga de 52 años. Muriel pide al presidente francés que «escuche». «Que viva con una salario mínimo o con 2.000 euros al mes y con los impuestos que pagamos a ver si no está en número rojos el día 10», añadió esta mujer, que llevaba un chaleco amarillo y ondeaba una bandera francesa en el Campo de Marte.

Idir, un informático de 42 años en paro desde hace un mes, reclama al presidente francés que baje los impuestos, aumente los salarios y las pensiones, y que redistribuya la riqueza entre todos los franceses.

DATO:

Las protestas contra la subida del combustible inquietan a Macron, en caída libre en las encuestas. Según un sondeo para Le Figaro, un 77% de los franceses justifica el movimiento de los chalecos amarillos. Un 82% pide que se retire el aumento de la tasa al gasoil.

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