Marilyn Cote, quien en redes sociales se ha convertido en objeto de burlas y memes por sus insólitos videos e imágenes alteradas, fue durante años una figura aparentemente respetada en Puebla, México. ¿Cómo logró burlar tantos años a las autoridades?
Bajo la fachada de una experta, recetaba medicamentos sin tener la formación adecuada, causando estragos en las vidas de pacientes vulnerables que confiaron en ella buscando ayuda.
En 2019, dos mujeres, Alitzel García y Regina, llegaron a las consultas de Marilyn Cote buscando ayuda para trastornos emocionales y psicológicos. Ambas, afectadas por la ansiedad y la depresión, confiaron en Cote tras verla en Doctoralia, una página donde recibía buenas reseñas, y se sintieron atraídas por su aparente experiencia profesional.
Lo que no sabían es que su «terapeuta» no tenía formación como psiquiatra ni como psicóloga. Solo es abogada.
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Alitzel García, de 26 años, llegó a Cote buscando respuestas para su tristeza persistente y falta de sueño, mientras que Regina, de 19 años, enfrentaba ataques de pánico diarios.
A pesar de sus problemas, ambas se vieron envueltas en un proceso en el que Cote, con un trato inicialmente amable, comenzó a recetarles medicamentos sin tener ninguna base médica para hacerlo.
A través de una cédula falsa, les prescribió antidepresivos y antipsicóticos, diagnósticos que ninguna de las dos había recibido previamente.
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Regina fue diagnosticada con esquizofrenia por Cote, quien, tras cuatro sesiones, le prescribió venlafaxina (un antidepresivo) y dos antipsicóticos: risperidona y quetiapina.
A pesar de nunca haber experimentado alucinaciones ni síntomas de esquizofrenia, Cote insistió en que la joven tenía «rasgos paranoides» y le sugirió que tomara los medicamentos o podría terminar «perdiendo el control de su vida».
Por otro lado, Alitzel fue diagnosticada con “un trastorno de personalidad narcisista” y se le recetaron medicamentos similares.
A pesar de los efectos secundarios adversos que comenzó a experimentar, como temblores y ansiedad aumentada, Cote siguió cambiándole la medicación, indicándole que si no mejoraba, la alternativa sería un antipsicótico inyectable.
Ambas mujeres se sintieron aterradas y confundidas por la presión constante y las amenazas de Cote. La falsa psiquiatra las manipulaba emocionalmente, asegurando que sin sus «tratamientos» podrían suicidarse o perder la razón.
“Si no tomas los medicamentos, vas a terminar como los pacientes que no se medicaban y llegaban al suicidio», les dijo en diversas ocasiones.
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La mentira sale a la luz
El desenlace llegó cuando Regina decidió buscar una segunda opinión con un psiquiatra en el hospital Los Ángeles, quien no confirmó ni negó el diagnóstico de esquizofrenia.
A pesar de la confusión, Regina dejó de ir a las consultas de Cote tras seis sesiones, pero no sin antes haber sido acosada por ella, quien aseguraba tener “contactos con la Fiscalía” y podía hacerle daño si dejaba de seguir su tratamiento.
Alitzel, por su parte, también decidió dejar de acudir a las consultas después de ocho meses, debido a la falta de mejoría y los efectos secundarios devastadores.
Ambas mujeres, ahora conscientes de los daños que Cote había causado, decidieron compartir sus experiencias y buscar ayuda legal. Sin embargo, cuando Alitzel se atrevió a denunciar el caso, la respuesta de la falsa psiquiatra fue agresiva y despectiva.
El escándalo tomó fuerza cuando, tras múltiples denuncias, el consultorio de Marilyn Cote fue clausurado por la Comisión de Riesgos Sanitarios y la Secretaría de Salud de Puebla.
Aunque la falsa psiquiatra se defendió de las acusaciones, su consultorio sigue siendo investigado, y las autoridades le han dado un ultimátum para demostrar su validez profesional o enfrentar consecuencias más graves, incluyendo arresto.
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