Entre lágrimas y gritos de emoción, Shin Fujiyama cruzó la frontera entre México y Guatemala, donde su equipo de camarógrafos, como Frankleen García a la cabeza, lo esperaba para abrazarlo.
«Pensábamos que era imposible», fueron las primeras palabras que escuchó mientras lo rodeaban, conmovidos por el logro histórico que acababa de alcanzar.
Fujiyama, no pudo contener las lágrimas, experimentando un profundo alivio tras haber corrido más de 2,400 kilómetros desde Reynosa, en la frontera con Estados Unidos, hasta Guatemala, superando desafíos físicos y emocionales.
Lea También: Con una publicación nostálgica, Shin Fujiyama anuncia su llegada a Guatemala ¿Continuará el reto?El emotivo reencuentro con su equipo se compartió en un video viral titulado: «Así me recibió mi equipo de Honduras». La grabación conmovió a muchos.
El video alcanzó 787 mil reproducciones, 113 mil «me gusta» y 2 mil comentarios. Los mensajes de admiración incluyeron: «Más amigos como Frankleen» y «Tú lloraste, yo lloré».
Shin Fujiyama, fundador de Students Helping Honduras (SHH), es reconocido por su labor altruista, construyendo escuelas en comunidades desfavorecidas del país.
El recorrido que completó no solo fue un desafío personal, sino una forma de recaudar fondos y concienciar sobre las necesidades educativas en Honduras.
Cuando comenzó el reto 3,000 de Shin Fujiyama
Desde el 15 de julio han pasado tres meses, cuando Shin Fujiyama, conocido como el «héroe de la educación», comenzó su inspiradora travesía para correr 3,000 kilómetros desde el norte de México .
Su objetivo es recaudar fondos para mejorar las condiciones educativas de cientos de niños en Honduras, un país que ha sido el centro de su labor altruista durante años.
El camino no fue fácil. A lo largo de la ruta, Fujiyama enfrentó desafíos físicos y emocionales, incluidos problemas de salud derivados del agotamiento, condiciones climáticas extremas y, en algunos tramos, la inseguridad propia de algunas regiones por las que cruzó.
Su compromiso con la causa y su espíritu inquebrantable lo impulsaron a continuar, siempre con la mirada puesta en los niños que lo motivaban desde la distancia.