El 15 de septiembre de 1821 se firmó el Acta de Independencia en la Capitanía General de Guatemala y fue un momento histórico que puso fin a casi tres siglos de dominio español. Honduras, junto a otras provincias de Centroamérica, abrazaron la libertad. Pero ¿Cómo se convirtió esta fecha en una de las más celebradas en el país?
Al remontarse al origen, los primeros años de independencia no contaban con los coloridos desfiles que conocemos hoy en día, pues los festejos eran ceremonias sencillas y solemnes, limitadas a la lectura del Acta de Independencia y a los actos oficiales. Sin embargo, el espíritu de libertad fue tomando fuerza, y con el tiempo, cada departamento comenzó a darle su propio toque a las fiestas patrias.
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Las fiestas de independencia en Honduras comenzaron a tomar auge a partir de las primeras décadas del siglo XX, especialmente en la capitalTegucigalpa.
Durante esa época los gobiernos hondureños trabajaron en la construcción de la identidad nacional, creando símbolos importantes como el Himno Nacional, el Teatro Manuel Bonilla y el Estadio Nacional.
Los primeros desfiles partían de la Calle Real de Comayagüela, donde los colegios y la población caminaban hacia la Plaza Central Francisco Morazán para rendir homenaje al héroe centroamericano.
Luego, se dirigían a la Catedral Metropolitana para agradecer a Dios y continuaban hacia la antigua Casa Presidencial, donde el presidente saludaba a la comitiva.
Pocas instituciones educativas participaban en esos primeros desfiles, entre ellas el Instituto Central de Varones, Salesiano San Miguel y el Instituto Álvaro Contreras.
Con el tiempo, los desfiles incorporaron uniformes y trajes más llamativos, que son una característica de las celebraciones actuales.
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La evolución de las fiestas patrias en Honduras
A medida que Honduras consolidaba su identidad, las fiestas de independencia también evolucionaron. Desde mediados del siglo XX, desfiles cívicos y culturales se volvieron el centro de las celebraciones.
Las calles se llenaron de bandas marciales y estudiantes que marchaban en impecables formaciones, mientras miles de hondureños los acompañaban con aplausos.
Actualmente las fiestas de independencia en Honduras son mucho más que una conmemoración histórica. Ahora son un espacio donde el país celebra su pasado, pero también mira hacia el futuro con esperanza.
Cada 15 de septiembre los desfiles, que arrancan a las 6:00 de la mañana en la capital rumbo al Estadio Nacional, son una mezcla de disciplina y emoción, pues palillonas, pomponeras, bandas y estudiantes con excelencia académica rinden homenaje a la patria.
Los eventos patrios no se limitan a las grandes ciudades, pues en cada rincón del país, el espíritu de independencia resuena con fuerza.
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