Sin duda la figura de Chelato Uclés quedará enmarcada en los libros de historia, no sólo por ser el entrenador que llevó a la selección hondureña a su primera copa del mundo en España 1982, también por inmortalizar una de las frases más conocidas en el lenguaje coloquial del país: «Nunca se sabe».
Desde adultos, jóvenes e incluso niños que son apasionados por el fútbol y conocen a la perfección la historia del deporte nacional, saben del legado que deja Uclés en la nación centroamericana y la trascendencia de esa enigmática proposición que utilizaba a diario en cada campo de entrenamiento.
Quienes estuvieron bajo sus órdenes, aseguran su éxito como director técnico deriva de la perfecta ejecución de su estrategia especializada para transmitir su conocimiento y directrices a los jugadores que lideraba.
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Sin embargo, uno de los principales misterios en torno a la figura del «Maestro» es el origen de su apodo «Chelato Uclés, pues su verdadero nombre era José de la Paz Herrera. Y es que según cuentan, fue en la aldea Soledad, El Paraíso donde utilizaron por primera vez esa peculiar denominación.
Las malas lenguas manifiestan que en su pueblo usaban de muletilla la palabra »Che» para referirse a todo y fue cuando su entrenador de niñez sin razón alguna le gritó »Chelato», y de esa forma extraña se quedó el apodo.
Honduras llora a uno de sus hijos más destacados del ámbito futbolístico, que sin duda marcó un antes y un después en la forma de analizar e interpretar el deporte rey.
¡Qué descanse en paz el mejor entrenador hondureño de toda la historia!
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