Aunque trascendió que la “baleada mortal” que apagó la vida de Edgardo Ariel Reyes García (6) tenía matarratas, Medicina Forense aun no entrega el resultado oficial del análisis.
Medicina Forense necesita 16 días hábiles tras la autopsia practicada al pequeño Edgardo Ariel, para determinar qué sustancia provocó la intoxicación que lo llevó a la muerte.
Las autoridades continúan las investigaciones del caso y han manifestado que “ya se tienen identificados a los sospechosos y que solo esperan el informe forense para actuar conforme a ley”.
Daniel Merino, portavoz de la Policía Nacional, declaró que no descartan la hipótesis de un “crimen pasional” y que esto fue un claro atentado contra toda la familia.
Merino asegura que los sospechosos ya están bajo vigilancia. La familia sospecha de una vecina.
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EVIDENCIA
En la vivienda ubicada en la colonia Godoy de Choloma, los agentes obtuvieron muestras de los alimentos ingeridos por la familia e inspeccionaron toda la casa donde encontraron debajo de la mesa de la cocina una sustancia que también fue tomada como evidencia.
Todo indica que la persona que planificó el ataque utilizó veneno para ratones para contaminar algunos ingredientes en la cocina, sin embargo, Merino aclaró que será el informe oficial forense que así lo confirme.
El vocero policial dijo que no puede brindar los nombres de los sospechosos para no entorpecer las investigaciones, pero señaló que se trata de «personas cercanas a la familia» contra las cuales se tomarán acciones en los próximos días.
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ANTECEDENTE
Edgardo Ariel Reyes García de seis años de edad, falleció en el Seguro Social el pasado 3 de julio tras cenar baleadas hechas por su madre Francisca Mabel García Irías (24).
También fueron hospitalizados Edgardo Reyes Mancillas, esposo de Mabel y sus otros dos hijos Jenifer Tatiana Munguía García (8) y José Caleb Reyes García de 9 meses, después que todos experimentaran fuertes dolores al terminar de comer.
La mañana del 4 de julio, la policía detuvo a Mabel como principal sospechosa de envenenar a su familia, pero al día siguiente fue puesta en libertad porque las pruebas determinaron que también había veneno en su sangre.
La acongojada madre siempre sostuvo su inocencia y afirmó ser incapaz de hacerle daño a sus hijos porque los ama. Entre lágrimas la mujer contó que el pequeño Ariel murió en sus brazos.
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