Claudia Oliva Downing es una superviviente de cáncer; enfermedad que le cambió la vida. Un hombre y 10 mujeres de su familia han sido víctimas de la terrible enfermedad; pocas han sobrevivido. Aquí el impactante testimonio de vida.
Decir que Claudia Oliva es una “sobreviviente” de cáncer sería un término opacado para un caso tan extraordinario, Claudia, al igual que todas aquellas personas que le ganan la batalla al cáncer, merecen llamarse SUPERVIVIENTES.
Por tener múltiples antecedentes familiares, Claudia comenzó a practicarse la mamografía todos los años desde 1997, cuando tenía 27 años. El peor diagnóstico llegó en octubre de 2007: “me detectaron cáncer en grado 2”, recuerda.
Antes, su madre había luchado contra el cáncer en dos ocasiones, a los 36 años y otra vez a los 59. Claudia era la número 11 en la familia diagnosticada con cáncer de mama, entre ellos un tío.
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Esa dura prueba que la vida le ponía por delante, la enfrentó como toda una guerrera y aferrada a Dios.
“El Señor me preparó por cuatro años antes del diagnóstico. Estuve en oración y le pedía a Dios misericordia”, confiesa.
Aparte del diagnóstico de cáncer de mama etapa 2, también el médico le dijo que tenía al 100% el oncogén presente en su cuerpo, es decir, que su cuerpo producía el cáncer. Esto significaba que el cáncer podría invadir en cualquier momento todos los órganos de cuerpo hasta acabar con su vida.
Pese al duro diagnóstico, Claudia decidió aferrarse a la vida y tras recibir 17 quimioterapias en un año y medio, ahora es una mujer libre de la enfermedad.
Sin embargo, el camino no ha sido nada fácil: aceptar los cambios en su cuerpo, aprender a amar las cicatrices y sufrir la pérdida de seis miembros de familia -entre ellos su padre- a causa de cáncer, solo ha podido superarlo con amor y aferrada a su fe.
“Es muy importante al pasar por ese proceso sentirse amada. El apoyo de la familia fue fundamental, hace que uno sienta que sigue habiendo situaciones por las cuales sonreír”, expresa Downing.
“La Claudia que antes se preocupaba por cosas banales, hoy se preocupa por ser un mejor ejemplo para mis hijos, para mi familia y para la familia extendida que Dios me ha dado a través de la educación”, dice.
Y es que después de ser una ingeniero exitosa, desde hace una década Claudia se dedica a la docencia en nivel medio, vocación que descubrió por azares del destino, tras sobrevivir al cáncer.
“El éxito no radica en hacer dinero, sino en formar vidas. Soy una maestra y soy una maestra exitosa”, afirma con una enorme sonrisa.
Claudia reconoce que se enamoró de la educación y en estos diez años de carrera como docente, no solo enseña química y física a sus alumnos, también los instruye en valores para ser mejores seres humanos.
Downing también forma parte “Listones de Amor”, una fundación que opera a nivel nacional y que brinda ayuda a mujeres de escasos recursos económicos con sus tratamientos médicos contra esta enfermedad.
“Mi mejor mensaje para cualquier persona es que dejen de morir a diario. Porque a veces, no se necesita una enfermedad para estar muerto en vida”, expresa.
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“Vivan cada día como si fuera el último. Vivan una vida libre de dolor, libre de rencor, donde puedan sonreírle a la adversidad y declarar que lo mejor está por llegar”, finalizó.
Claudia impacta e influye en su sus alumnos. Aquí una muestra de cariño.
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