El estrés laboral ha escalado hasta convertirse en una crisis, exacerbada por jornadas cada vez más largas y la omnipresencia de la tecnología.
La capacidad de estar siempre conectado ha difuminado las fronteras entre la vida personal y profesional, llevando a una creciente cultura de workaholics, individuos que se sienten obligados a estar disponibles en todo momento.
Lea También: Con estos consejos podrás prevenir las infecciones urinarias en mujeresExpertos en salud y psicología advierten sobre los peligros del aumento constante en la accesibilidad a correos electrónicos y plataformas digitales. La presión por estar siempre disponible contribuye a un ciclo interminable de trabajo, sin tiempo adecuado para el descanso y la desconexión.
Este entorno ha demostrado ser perjudicial para la salud mental y física de los empleados.
Según un estudio conjunto de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización Internacional del Trabajo (OIT), las largas jornadas laborales, particularmente aquellas que exceden las 55 horas semanales, están vinculadas a un aumento alarmante del 29% en las muertes por enfermedades cardíacas y accidentes cerebrovasculares desde el año 2000.
El estrés crónico derivado de largas horas de trabajo se manifiesta a través de elevados niveles de cortisol, alteraciones en el sistema inmunitario y el aumento de problemas como hipertensión, ansiedad y trastornos digestivos, según la Cleveland Clinic. Grace Sembajwe, investigadora de la Universidad de Indiana, destaca que los efectos acumulativos de trabajar excesivamente se vuelven notorios después de una década.
Además del impacto directo sobre la salud, la falta de tiempo para actividades saludables como el ejercicio y una dieta adecuada también es significativa. La calidad del sueño, la nutrición y las relaciones interpersonales se ven afectadas negativamente por las extensas jornadas laborales.
Lea También: ¡Adiós a los zancudos! Repelentes caseros para ahuyentar zancudosMientras algunos países, como Islandia y Dinamarca, están implementando semanas laborales reducidas para mejorar la calidad de vida, otros, como Grecia y Samsung, siguen optando por jornadas más largas.
La disparidad en las políticas laborales globales refleja una falta de consenso sobre el equilibrio ideal entre trabajo y bienestar.
El desafío sigue siendo encontrar un equilibrio que permita a los empleados mantener una buena salud mental y física sin sacrificar la productividad. La adaptación de las políticas laborales a un enfoque que priorice el bienestar de los trabajadores podría ser clave para mitigar los efectos negativos del estrés laboral.
