Desde que la pandemia del Covid-19 azotó al país en marzo de 2020, uno de los cambios a la vida cotidiana es que se volvió normal observar brigadas de médicos en las calles, además, de que aumentaron las asistencias en los centros hospitalarios del territorio nacional.
Estas situaciones las están aprovechando delincuentes y estructuras delictivas, quienes se valen de la confianza que tienen los ciudadanos hacia los profesionales de la salud.
Y es que parece que los sicarios encontraron un nuevo modus operandi para realizar sus fechorías, manchando la imagen de los galenos y jugando con el temor que la población le tiene al Covid-19.
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Atentados de falsos doctores
El pasado 25 de julio ocurrió un suceso que consternó a una gran parte de los hondureños, cuando en horas de la noche se confirmó el asesinato de la exdiputada por el Partido Liberal, Carolina Echeverría (60).
De acuerdo con la investigación policial, al menos cinco personas (4 hombres y 1 mujer), llamaron a la puerta de la vivienda donde se encontraba la abogada y su esposo, en la colonia Lomas del Mayab en la capital.
Echeverría abrió el pórtico y los individuos, quienes portaban vestimenta similar a la de los médicos tratantes del Covid-19, se identificaron a si mismos como miembros de la Conapremm y preguntaron si había alguien contagiado.
Ya que, el conyugué de la liberal estaba infectado con el virus, los facinerosos fueron dejados pasar al interior de la casa, encontrándose ahí explicaron que se trataba de un asalto y comenzaron a disparar a quemarropa con armas de fuego, arrebatándole la vida a Echeverria y dejando herido a su pareja.
Se repite el método
Este jueves (2.9.2021), sicarios volvieron a utilizar la imagen de los galenos que atienden a pacientes con coronavirus, para hacer sus fechorías.
En horas de la mañana se reportó un homicidio contra un paciente que se encontraba en una Sala Covid de un sanatorio de Tegucigalpa.
Trascendió que la víctima se trata de Wilkin Moltaván, hermano del diputado suplente del Partido Libertad y Refundación (Libre), Mateo Moltalván.
Las averiguaciones dictan que los tres asesinos se vistieron como doctores para ingresar a la clínica, donde ubicaron a la víctima y le dispararon con un arma que poseía un silenciador. Gracias a su disfraz, los malhechores lograron huir de la escena sin ningún problema.
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La criminalidad en Honduras evoluciona cada día, encontrando nuevos métodos para derramar sangre y pasar desapercibidos, preocupantemente estos dos hechos ocurrieron en un mismo año, quitándole la vida a dos ciudadanos que directa o indirectamente estaban ligados a la política.
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