MADRE DE PALILLONA: Pasó de la opulencia a vivir en la miseria

Según las investigaciones realizadas por la Agencia Técnica de Investigación Criminal (ATIC), la madre de la «palillona» prestó su nombre a su hija para adquirir bienes e inmuebles a través de un instrumento civil de compraventa otorgado por la farmacéutica “Insumedic”, constituida por Ilsa Vanessa Molina.

Luego de intensas averiguaciones por parte de la ATIC, se logró el paradero de Ilsa Damaris Aguirre Flores, madre de la palillona.

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Era mediodía en San Pedro sula, la gran urbe que alberga ricos y pobres comenzaba a sentir el calor que le caracteriza, todo era normal hasta que elementos de la Agencia Técnica de Investigación criminal (ATIC), irrumpieron en los bordos de San José del Pedregal para arrestar a una de la prófugas de la justicia del país; se trataba de doña Ilsa Damaris Aguirre, madre de la que fue la más esbelta de las palillonas, LA HOY RECLUSA Ilsa Vanessa Molina. Ella se refugiaba en una humilde covacha escapando de su captura, por estar supuestamente vinculada al robo más grande que se haya cometido contra una institución del estado, como lo fue el Instituto Hondureño de Seguridad Social (IHSS).

La mujer, que lo tuvo todo en su vida, llegó a habitar en uno de los sectores más temidos de la capital industrial, consiguiendo rifarse su propia vida, pero lo que nunca imaginó fue que de la opulencia de su domicilio en la residencial las Hadas de Tegucigalpa, llegaría a protegerse bajo un techo improvisado, un baño al aire libre y un lavatrastos que solo protege algunas huertas que sembró en sus tiempos de ocio.

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Sus pocos vecinos se llamaron al silencio y no quisieron dar ninguna referencia de la fugitiva; pero según las investigaciones tenía al menos un año de residir en la zona y fue a través de una extensa investigación que lograron ubicarla, ya que el lugar es dominado por maras y pandilla que constantemente se disputan el territorio, según la Policía.

Doña Ilsa Aguirre, es acusada del delito de testaferrato, ya que la vinculan en la compra de una lujosa vivienda por un monto que rondó más de dos millones de lempiras. Pero su destino es cruel, ahora en un abrir y cerrar de ojos todo el poderío económico de que gozó, se le fue como agua entre sus manos, se acabaron los viajes de su hija por todo el mundo, las cenas de gala, el colorido de la vida que se presume les dio el dinero de los trabajadores que aportan al Instituto Hondureño de Seguridad Social. Hoy todo se reduce a una celda de la penitenciaría de mujeres en Francisco Morazán.