¡Islandia es puro corazón! La selección nórdica que se estrenaba en este tipo de eventos le arruinó la fiesta a la dos veces campeona del mundo.
Islandia le amargó la fiesta al conjunto albiceleste en Moscú. [jwplayer Bta1UoTS]
Los gigantones islandeses, con reducida experiencia internacional, humanizaron este sábado a Argentina y a su capitán, Leo Messi, quien falló un penalti para dejar en empate (1-1) el pulso sostenido este sábado en el estadio Spartak de Moscú, con motivo de su puesta de largo en el Mundial de Rusia 2018.
En las manoplas de Hannes Halldorsson murió el penalti botado por Leo Messi en el minuto 62 y los otros seis intentos de la selección argentina, carente de mordiente pese a disponer del balón el 73 por ciento del tiempo.
El Argentina-Islandia fue una batalla de estilos entre dos equipos con distinto gusto por el juego y una tradición dispar en Mundiales de fútbol. El bando vikingo es primerizo; el albiceleste, en cambio, se siente urgido por su historia a ceñirse la corona el día 15 de julio en el estadio de Luzhniki.
Treinta y dos años después -dos finales perdidas mediante, en 1990 y 2014-, el sentir del grupo que dirige Jorge Sampaoli es que deben volver a ilusionar a 40 millones de compatriotas.
Se contaron por miles los que tiñeron de celeste y blanco las gradas del moscovita estadio Spartak, ya sobrepasado el gran mazazo de Brasil 2014, cuando el alemán Mario Götze frustró en la prórroga la sonora victoria que todavía añora la generación de Messi.
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El atacante barcelonista, privado asimismo de la gloria en tres finales de la Copa América, se volvió unir a 22 compañeros para una batalla que aún no cree perdida. A su sueño se aferra el ’10’, aun sintiéndose menos candidato a alzar el trofeo que el brasileño Thiago Silva, el español Sergio Ramos o el alemán Manuel Neuer.
Esta Argentina de Sampaoli, que sobre todo es la Argentina de Messi, ha volcado su esencia al gusto de su talento, al toque y al apego por el juego, desde la necesidad de activar a su futbolista más determinante. Y es que a diferencia de su primer rival en Rusia, la escuadra argentina huye del contragolpe y del cuerpo a cuerpo.
El empate puede no significar nada, podemos recordar que España en el 2010 comenzó perdiendo y terminó conquistando el título. Argentina debe cambiar en sus siguientes compromisos y ahora espera lo que pueda ocurrir en el partido del medio día entre Croazia y Nigeria que cierra la actividad en el grupo D.
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