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LEA AQUÍ| Modelo argentina narra la escalofriante historia durante su permanencia en China

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La modelo argentina, Florencia Cassola, rompe el silencio y cuenta el calvario al que fue sometida: torturas, jeringas y hambre luego de acudir a un falso casting, hecho por el cual terminó presa durante un mes en China.

Florencia Cassola (29) fue detenida en el año 2014 junto a 30 colegas extranjeras en un falso casting en Pekín.

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Florencia decidió romper el silencio y narrar cada detalle y a las barbaridades que fue sometida durante su encierro en una prisión china.

La joven empezó su carrera en la alta costura gracias a la ayuda de su manager Gastón Stati, quien poco a poco le fue dando trabajos para compañías internacionales.

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Las primeras experiencias de la modelo en el exterior se dieron en la India, su manager explico a través de una entrevista «le fue súper bien. La India es un país muy difícil que no todo el mundo soporta. De hecho, la primera vez viajó con otra modelo de la agencia no aguantó y volvió antes. En cambió Flor se quedó y ganó buena plata».

Cuando todo se encaminaba hacia el éxito, empezaron a aparecer señales de peligro, pues Florencia y Stati exploraron algunas opciones en Asia, para ser más exactos para una agencia china, la cual ofrecía buenas condiciones entre ellas que le pagaban el pasaje, el departamento y le daban algo de dinero para vivir.

Es en ese entonces, que las señales de alarma se encienden, pues al negociar el contrato con la compañía les hicieron saber que la visa para este tipo de actividades en China era imposible, por lo que Florencia debía viajar como turista.

Por su parte, la joven argentina dijo en aquel entonces «me atraía muchísimo la cultura»  y que «el asunto de la visa no la desalentó».

Comienza el calvario

Finalmente, en marzo de 2014 Florencia con tan solo 21 años viajó a Pekín, donde mencionó que las primeras cinco semanas fueron fabulosas y que compartía un amplio departamento con otras tres chicas, Zuzana de República Checa, Sonja de Serbia y la pequeña Ksenia de Rusia.

Es así como el jueves 8 de mayo, alrededor de 31 jóvenes llegaron a un departamento para reunirse con un supuesto cliente de zapatos.

Asimismo, la espera transcurría y nadie se presentaba en el lugar, tiempo después varios policías llegaron al departamento, en donde dos dos oficiales, un hombre y una mujer, comenzaron a sacarles fotos, a lo que Florencia mencionó que «esto no generó pánico. Algunas chicas incluso se reían. Ninguna lo consideró algo serio, algo que pudiese ser una amenaza«.

De igual forma, la situación cambio rápidamente, cuando las jóvenes modelos fueron trasladadas en una camioneta hacia una «comisaría cercana, donde fueron interrogadas una a una durante más de seis horas con el propósito de averiguar qué estaban haciendo en el país y qué tipo de visa tenían», explicó Florencia.

Ese mismo día, durante la noche se las llevaron a una cárcel, Florencia reveló que «les quitaron todas sus pertenencias y les entregaron el uniforme de recluso, una frazada finita y un Recipiente de plástico».

De esta forma, se sometieron a un chequeo médico en donde fueron inyectadas contra su voluntad «me pusieron una vacuna… no sé qué coños sería, pero me acuerdo que entré en pánico», contó la ex-modelo.

También, agregó que «perdió tanto peso durante esos días que las otras chicas la llamaban ‘esqueleto viviente'».

Florencia señaló que su mejor momento estando encerrada eran las horas de patio, pues aprovechaba para caminar, conocer otras chicas y saber si alguien tenía novedades acerca de la situación.

Pero esa alegría duro poco, pues días mas tarde les arrebataron esas horas de patio y las obligaron a practicar una coreografía para un video promocional de la cárcel.

«Lloraba todos los días. Lloraba porque tenía miedo de ser deportada. Lloraba porque me gustaba un chico y tenía miedo de no verlo nunca más. Lloraba porque no había conocido la muralla china. Lloraba por mi hermana y mi mamá», dijo la joven argentina.

Libertad

Después de 20 días sometida, a finales de mayo dos oficiales la acompañaron a una oficina y le devolvieron sus cosas, ropa y teléfono que portaba antes de ser detenida, luego un oficial la escoltó al aeropuerto, donde se presentaron algunas personas de la compañía y le entregaron su valija.

«Tenía taquicardia. Hasta que no despegó el avión no fui libre», culminó diciendo Florencia.

Al llegar a la Argentina, la joven fue recibida por Gastón, su tío y sus mejores amigas, quien luego visitó a su mamá. Finalmente, se graduó en Química Industrial; jamás volvió a China y tampoco planea hacerlo, confesó.

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