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LAMENTABLE | Niños hondureños bañan en aguas estancadas de ETA e IOTA

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Niños afectados por las fuertes lluvias en la región norte del país se bañan en aguas «nauseabundas» que todavía se encuentran estancadas luego de las inundaciones por el paso de las tormentas ETA e IOTA.

La agencia internacional de noticias EFE, encontró niños no mayores de 10 años, a la vista de sus padres, jugando en aguas pestilentes como si de una piscina se tratara, en las comunidades de Omonita y La Guadalupe, en la carretera que conduce a La Lima y San Pedro Sula, Cortés.

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Aumentan las enfermedades

El médico internista del hospital público de El Progreso, Manuel Merlo, detalló que existe “un incremento de enfermedades gastrointestinales, porque quiérase o no, los niños pueden tragar un poco de esa agua”.

Asimismo, indicó que en el sanatorio se registraron ocho casos de adultos con leptospirosis en lo que va de la semana y seis en la pasada.

Tras el paso de ETA e IOTA, miles de damnificados se encuentran en las medianas de la autopista, producto a los daños que sufrieron cientos de viviendas por el desbordamiento de ríos y quebradas.

Los ciudadanos, impulsados por la necesidad, crearon campamentos con palos, plásticos y lonas para poder sobrevivir al sol y las lluvias mientras esperan que las aguas estancadas se desvanezcan.

En este sentido, muchos de estos hondureños anhelan el apoyo del Gobierno para ser reubicados, ya que, sus casas quedaron inhabitables por las inundaciones.

La agenda diaria de los perjudicados consiste en rescatar algunos de sus bienes a medida que baja el agua sucia, la cual, en algunos sectores se convirtió en lodillo.

Al momento de “limpiar” muebles y electrodomésticos recuperados, utilizan el líquido estancado a los lados del tramo carretero.

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Nadie evita que los niños bañen

Afanados por quitarle el lodo a sus pertenencias, los padres de familia no impiden a los niños que se bañen en el agua putrefacta.

Una mujer que quitaba la suciedad a una refrigeradora a orillas de la calle en La Guadalupe, manifestó, “no les pasa nada, todos los días se bañan allí, yo los cuido y les digo que no se metan a lo hondo porque se ahogan”.

También se observan casos de niñas pequeñas, quienes lavan su ropa, para después tenderla en pedazos de concreto que se destruyeron por las fuertes precipitaciones, o en los palos que sostienen las carpas improvisadas.

Dengue y Malaria

Merlo expresó que la leptospirosis, no muy común en el país, se disparó tras las inundaciones debido a que se contrae por el contacto y mezcla de la orina y otros roedores que abundan en la zona.

“Otras enfermedades que tendremos son malaria y un incremento del dengue que transmite el aedes aegypti, aunque este insecto busca más aguas limpias”, añadió.

El galeno señaló que en el Hospital El Progreso solo se reportan casos de diarrea y leptospirosis, sin embargo, no descarta que haya muchos de malaria y más incidencias de dengue.

De este último, en lo que va de 2020 se superaron los 20 mil pacientes, según datos de la Secretaría de Salud.

Niños piden dinero a extraños

Al perderlo casi todo, padres y madres utilizan a sus hijos para que pidan en las medianas dinero o comida que les quieran dar los conductores que atraviesan la autopista.

Otras difícil situación ocurre cuando llegan autos o camiones con ayudas, donde los miembros de las familias, incluidos niños, se dividen en para que intentar conseguir algo de las donaciones, muchas veces sin portar mascarillas en medio también de la crisis sanitaria por el COVID-19.

EFE, constató el momento en que un menor, delgado y descalzo, llevó en un saco con 25 bolsas con agua para llevarlos por varios metros hasta la carpa donde reside con sus parientes.

Además, se avistan infantes que comen fuera de las “champas” de plástico, bajó el sol, respirando el mal olor de una zona donde sus alrededores son letrinas.

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Hasta la fecha, luego de las tormentas que azotaron Honduras en noviembre, muchos ciudadanos siguen sacando sus pertenencias; mientras otros, no saben si perdieron su hogar porque las inundaciones llevaron por la basura, árboles caídos, animales muertos, muebles de sala, vehículos y refrigeradoras, entre otras, que les impide acercarse para saber si está en pie o fue arrastrada.

“No escucharon al científico Salvador Moncada que lo que se nos venía con Iota después de Eta era algo apocalíptico”, aseveró Merlo.

El médico finalizó advirtiendo que los estragos y enfermedades que dejó ETA e IOTA, es un gran problema para el sistema sanitario del país, el cual se agravó con la llegada del COVID-19.

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