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John McCain sobre el cáncer: «Me han pasado cosas mucho peores»

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McCain combatió en la guerra de Vietnam, en la que fue prisionero de guerra durante más de cinco años, es senador de Arizona y perdió las elecciones frente a Barack Obama.

El legislador de 80 años de edad fue sometido a una cirugía para extirpar un coágulo de sangre por encima de su ojo izquierdo la semana pasada y las pruebas «revelaron que un tumor cerebral primario conocido como un glioblastoma estaba asociado con el coágulo de sangre», informó la Clínica Mayo en un comunicado difundido por la oficina de McCain.

Un héroe de guerra, un duro. un conservador, John McCain representó durante décadas esas imágenes. Algunos las juzgaban como negativas. Para otros representaba un elogio. Pero hoy con 80 años, el senador norteamericano por Arizona, enfrenta una nueva batalla en su vida: cáncer. Una palabra que hiela la sangre en la mayoría, pero que representa un desafío en este rudo político norteamericano.

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«He pasado por peores», le dijo McCain a su mejor amigo en el Senado cuando le comunicó las malas nuevas. «Mucho peores».

Según fuentes el senador, hace exactamente 50 años, enfrentó la muerte con 30 años repetidas veces durante la Guerra de Vietnam.

Dentro de nueve días, el 29 de julio, se cumplirá un nuevo aniversario de la primera vez que McCain creyó que moriría. El piloto de la Marina de los Estados Unidos estaba sentado en su cabina, sobre la cubierta del portaaviones USS Forrestal cuando accidentalmente otro avión disparó un cohete que impactó sobre uno que estaba a su lado. Las llamas comenzaron a expandirse a las otras naves. El humo se hizo insoportable. El joven comandante intentaba salir hasta que finalmente lo consiguió. Segundos después, por efecto del incendio, otros explosivos amenazaban con detonarse.

Lejos de pedir la baja en la Marina, el piloto resolvió quedarse y continuar la lucha. Tres meses después, el 26 de octubre de ese mismo año, sería el protagonista de una misión casi suicida sobre Hanoi. Un misil destruyó el ala derecha de su jet. La nave comenzó a caer. McCain no tuvo más opción que eyectarse. Sabía que caería en tierra hostil y que un rescate inmediato sería complicado. Tenía ambos brazos y una pierna quebrada.

Fue capturado por los enemigos y llevado al infame Hotel Hilton, la prisión donde se lo torturó continuamente y se lo mantuvo confinado en soledad durante dos años. Pero no consiguieron su objetivo: quebrarlo humanamente. Por el contrario, lo convirtieron en héroe nacional, luego de que su fotografía fuera expuesta en la prensa mundial.

El 14 de marzo de 1973 fue escoltado para ser liberado.

Pero McCain no era un prisionero más para los norvietnamitas. Era el hijo del conocido Almirante John S. McCain Jr, nombrado por el Pentágono como Comandante en Jefe para el Océano Pacífico. Le ofrecieron liberarlo. Pero se negó. Sentía que si eso sucedía, sus camaradas y su padre se avergonzarían.

El momento más duro para el padre de McCain llegó cuando en 1972 le ordenaron conducir un bombardeo sobre Hanoi, la ciudad donde su hijo permanecía cautivo. «Nunca dudó sobre lo que debía hacer. Pero aún así, tú sabes que tu chico está allí», recordó el senador en una entrevista reciente. 

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McCain durante su servicio en la Guerra de Vietnam.

En enero de 1973, la guerra había llegado a su fin. McCain había pasado casi seis años en una prisión en condiciones infrahumanas. El 14 de marzo, sería liberado. Se reunió con su padre -ya con graves problemas de salud y retirado de la Marina- en Jacksonville, Florida.

Cuando se conoció públicamente la noticia sobre el cáncer del republicano, fue el ex presidente Barack Obama quien habló sobre su valentía (el mensaje tuvo un millón y medio de likes):

«John McCain es un héroe norteamericano y uno de los más valientes luchadores que conocí en mi vida. El cáncer no sabe a lo que se enfrenta. Dale duro, John».

«He visto a los hombres sufrir la angustia del encarcelamiento, desafiar una crueldad humana espantosa… Romperse por un momento, luego recuperar fuerzas para desafiar a sus enemigos una vez más».

Así luce McCain a sus 80 años.

Todas estas cosas y más, he visto. Y ustedes también. Mi tiempo está pasando. El suyo se acerca rápidamente. Ustedes sabrán dónde está su deber. Lo sabrán».

Esas palabras y las que le susurró a su mejor amigo en el Senado («He pasado por peores»), quizás expliquen qué pensamientos se suceden por la cabeza de McCain.

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