Elon Musk, fundador y CEO de Tesla y SpaceX, podría ocupar un cargo de alta responsabilidad en la administración de Donald Trump, quien recientemente fue reelecto presidente de los Estados Unidos.
Musk, un notable aliado del presidente, ha sido pieza clave en su campaña, especialmente en el ámbito digital, donde promovió activamente su regreso a la plataforma X (antes Twitter), además de asistir a actos y expresar públicamente su apoyo.
Trump confirmó en varias ocasiones su intención de trabajar estrechamente con Musk en su mandato
Durante un mitin en septiembre, el presidente adelantó su plan de crear una “comisión de eficiencia del gobierno”, destinada a llevar a cabo auditorías financieras y de rendimiento del gobierno federal, un esfuerzo que estaría liderado por Musk.
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Esta propuesta fue inicialmente idea del propio Musk, quien en una conversación en X destacó la importancia de garantizar que “el dinero de los contribuyentes se gaste adecuadamente”.
La relación entre ambos magnates podría consolidarse con la creación de un nuevo puesto en el gabinete de Trump, denominado “secretario de costes”, en el cual Musk se encargaría de supervisar y reducir los gastos del gobierno federal, un rol que se ajusta a su visión empresarial y que Trump señaló como crucial para eliminar regulaciones innecesarias.
Además, se espera que Musk colabore en temas de defensa y tecnología espacial, un sector en el cual su empresa SpaceX tiene un rol central.
En conversaciones recientes, Musk incluso prometió a Trump que Estados Unidos alcanzaría Marte antes de que termine su mandato, un compromiso que podría vincularlo también a la Fuerza Espacial, creada por Trump en su mandato anterior.
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El rol de Musk en el gobierno podría tener implicaciones de gran envergadura, desde la eficiencia gubernamental hasta el liderazgo en tecnología espacial.
Sin embargo, su participación genera preguntas respecto a los posibles conflictos de intereses, dado su importante papel como empresario en el sector privado.
