Mohamed al Magriby, de 41 años, fue fusilado ante una multitud en una plaza pública en el centro de Saná, capital del país.
Mohamed al Magriby, de 41 años, fue atado y tumbado en el suelo. Entonces, un policía le disparó ocho veces en la cabeza. Fue en la plaza de Al Tahrir, en medio del aplauso de miles de yemeníes que se agruparon para verlo, entre ellos los familiares de la niña violada.
«Este es el primer día de mi vida, ahora ya me puedo relajar», dijo Yehia al Matary, de 70 años. Es el padre de Rana, que fue asesinada el pasado 27 de junio por Al Magriby, quien la secuestró en la calle.
Los fusilamientos sólo se realizan en lugares públicos cuando el crimen afecta a los sentimientos del pueblo, como es el caso de las violaciones de menores. El último caso registrado en Saná ocurrió en 2009.
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Esta es la primera vez que se ejecuta a un condenado de un caso criminal en una plaza pública desde que los rebeldes hutíes tomaron Saná en septiembre de 2014, en el inicio de la guerra que aún está en curso. El asalto de los hutíes forzó al Gobierno yemení a trasladarse a la ciudad costera de Adén, en el sur.
Fuente: Infobae
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