A pesar de los “Trumpiezos”, Estados centroamericanos no se desalientan y continúan haciendo su trabajo contra maras y pandillas.
El Ministerio Público de Honduras en conjunto con las Fiscalías de Guatemala y El Salvador ejecutan de manera conjunta y coordinada una serie de labores operativas tendientes a asestar duros golpes a las estructuras criminales de maras y pandillas.
En el caso de Honduras, todas las ejecutorias las dirige la Fiscalía Especial de Delitos Contra la Vida (FEDCV) cuyas imputaciones incluyen una gran cantidad de delitos de asesinato, homicidio en su grado de ejecución de tentativa, robo agravado, robo de vehículo agravado, adquisición de vehículo robado, uso ilegal de armas prohibidas, portación ilegal de arma de fuego comercial y asociación ilícita.
Lea También: Transportistas ya no quieren continuar llevando acuestas la muerte de compañerosDichas acusaciones vinculan directamente a la Pandilla 18 en al menos 14 muertes violentas, cometidas en la ciudad capital y en perjuicio de menores de edad, mujeres, grupos vulnerables y otros miembros de organizaciones criminales.
De acuerdo a las investigaciones, todos los crímenes y actos de sicariato se perpetraron entre noviembre del 2015 y noviembre del 2016, bajo la organización, planificacion, ejecución y logística proporcionada por la Pandilla 18, actuando con las reglas definidas por este grupo criminal y reportando las actividades a sus lideres, muchos de ellos ya recluidos, y contra quienes se presentan nuevas acciones penales por parte del Ministerio Público.
Lea También: Transportistas ya no quieren continuar llevando acuestas la muerte de compañerosCabe señalar, que en muchos casos la tortura era empleada como método previo a dar muerte a la víctimas, siendo todo ello comprobado por los Fiscales de Delitos Contra la Vida, con el uso de técnicas especiales de investigación y técnicas forenses, periciales y científicas.
Tanto en Guatemala como en El Salvador, se han ordenado allanamientos y capturas de forma simultánea, dando respuesta así a la población frente a los flagelos y a la violencia que generan las maras y pandillas en el Triángulo Norte de Centroamérica.
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