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Estudio revela que los mareros pueden dejar estas estructuras criminales

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«Por mucho tiempo se estimaba que si uno pertenecía a una mara, uno era pandillero de por vida» así lo afirmó Jonathen Rosen, académico de la Universidad de California.

Los miembros de la MS13 y Barrio 18 han logrado abandonar estos grupos criminales si encuentran: empleo estable, se convierten en personas religiosas y obtienen la anuencia de sus líderes, según un estudio divulgado por académicos de la Universidad Internacional de la Florida (FIU).

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El estudio, dado a conocer en Washington durante un evento de la FIU, también sugiere que es equivocada la percepción de que el crecimiento e influencia de la MS-13 se debe a salvadoreños deportados desde los Estados Unidos.

La publicación del estudio llega en momentos en que la administración del presidente Donald Trump ha puesto en la mira a las pandillas, principalmente la MS-13 , que ha sido vinculada a un aumento en el número de homicidios en Nueva York.

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Titulado “La nueva cara de las pandillas: MS-13 y el fenómeno de las pandillas en El Salvador”, el estudio se basa en entrevistas a cerca de 1,200 miembros y ex miembros de pandillas que se encuentran en prisión, centros de detención para menores y organizaciones de rehabilitación en El Salvador.

“Por mucho tiempo se estimaba que si uno pertenecía a una pandilla, uno era pandillero de por vida”, dijo Jonathan Rosen, uno de los investigadores académicos que preparó el estudio, “pero el estudio muestra que sí se puede salir de la pandilla”.

“Primero, se precisa en el estudio, “depende del individuo y los compromisos de miembros de pandillas a abandonar la vida de pandillas y dejar de participar en actividades violentas”.

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Otro factor, señala, “depende del consentimiento, tácito o explícito, de los líderes de la pandilla”.

Los investigadores llevaron a cabo el estudio para contestar la pregunta que se les hizo: ¿Puede un miembro de una pandilla salvadoreña, conocidas como maras, abandonar la pandilla y comenzar una nueva vida lejos de la delincuencia y la violencia?

Para contestar esa pregunta, el Centro Kimberly Green para América Latina y el Caribe y el Instituto Jack D. Gordon para Política Pública de FIU, con el apoyo de la Fundación Nacional para el Desarrollo (FUNDE), realizaron el estudio.

En todas las entrevistas, la MS-13 surgió también como la más estructurada. Los que pertenecen a esa pandilla, que fueron entrevistados, reportaron el nivel más alto de participación en actividades de delincuencia así como también el más bajo en sus deseos de abandonar la mara.

Hay muchos que siguen perteneciendo a la mara, pero que no participan más en actividades criminales”, dijo José Miguel Cruz, director de investigaciones e investigador principal del Centro Kimberly Green para América Latina y el Caribe de FIU.

El estudio dice que casi todos los encuestados nacieron y crecieron en Centroamérica, sin tener mucho contacto regular con compañeros en los Estados Unidos. Sin embargo, el estudio no descarta que los deportados inicialmente influenciaron las maras en países centroamericanos.

Principalmente, dijo Cruz, los jóvenes se integran a las maras como forma de huir de sus hogares en su mayoría plagados de violencia doméstica.

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