Tras una espera de casi un año, finalmente comenzó la demolición de estos edificios que por décadas encerraron dolor, desenfreno, codicia y muerte.
Diez meses después del anuncio oficial de clausura del que fuera el Centro Penal Sampedrano y a dos, de que fuera anunciada la construcción de un distrito de cultura y tecnología en ese mismo predio; por fin inicia la verdadera demolición de estos muros, trabajos que se adelanta serán ejecutados en dos meses.
El moderno complejo estructural dedicado a la promoción de la cultura, contará con una inversión inicial de 60 millones de lempiras, de los cuales 50 millones de lempiras de parte del gobierno central y 10 millones de la contraparte municipal.
Será un centro para el desarrollo del emprendedurismo y la tecnología, según anuncio gubernamental, expuesto durante el lanzamiento oficial del proyecto en junio anterior. Según las autoridades, se trata de un modelo innovador que contará con módulos dedicados a las actividades deportivas, culturales y la formación técnica, todo agrupado en un contexto de espacio para la convivencia familiar, tal lo expresó en su momento el presidente Hernández.
Durante seis décadas el Centro Penal Sampedrano sirvió para cubrir la necesidad penitenciaria de esta zona; pero al menos durante la dos últimas décadas, si no más, el control pasó a manos de los reclusos, desde donde salían no solo órdenes de ejecuciones y extorsión, también reos cruzaban los portones, generalmente en horas nocturnas, a veces a divertirse, otra a cometer más crímenes.
Por cierto que todavía está pendiente de reconfirmación una contribución ofrecida de parte de la Cámara de Comercio e Industrias de Cortés, de la que por cierto sus directivos no han vuelto a hacer referencia.
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