Recientemente se llevó a cabo la reunión anual del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo.
En la que tuvo participación, la representante permanente de Honduras ante las Naciones Unidas, la Embajadora Mary Elizabeth Flores, compartiendo un sentido mensaje sobre el impacto de la pandemia en el mundo, sobre todo en los pueblos más desposeídos.
El enfoque principal de su comparecencia, fue la triste realidad que viven los países en vías de desarrollo, que además de sufrir el embate sanitario y económico producto de la pandemia, estas naciones se enfrentan a la distribución inequitativa y desequilibrada de la vacuna contra el COVID-19.
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Enfatizó que la primera víctima de la pandemia, además de los millones de muertos, ha sido la confianza, sobresaliendo la relación de cooperación que tendría que existir entre gobiernos e instituciones internacionales creadas para enfrentar y lidiar con urgencia las adversidades.
La diplomática hondureña reiteró que esta crisis ha afectado, “la confianza que los nacionales han tenido hacia sus instituciones, a la autoridad, a sus dirigentes y a sus representantes. Pero también no se puede ocultar lo mucho que ha variado la confianza -otros aquí sustituirían el término por desconfianza- hacia los sistemas políticos que los rigen. Y a las avenidas que se transitan para renovarlos”, expuso.
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La también periodista, Elizabeth Flores aboga por Honduras ante la Organización de las Naciones Unidas desde el pasado 2010 cuando fue juramentada como embajadora, sustituyendo a Jorge Arturo Reina.
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