Inglaterra se encuentra en la etapa semifinal de Rusia 2018 y podría proclamarse campeón 52 años después de obtener su único título en mundiales.
Inglaterra se instaló el pasado domingo entre los cuatro semifinalistas del Mundial de Rusia 2018 tras vencer por 2-0 a Suecia en la ronda de cuartos de final.
‘Los tres leones’ llegaron hasta esta fase después de 28 años, cuando en Italia 1990 terminaron en cuarto lugar, por lo que ahora esperan mejorar dicha presentación y disputar de esta manera la final de la Copa del Mundo.
Además de su buen juego, para avanzar hasta el partido definitorio los ingleses también confían en una particular estadística relacionada con el técnico español Josep Guardiola, que indica que los últimos dos seleccionados campeones del mundo fueron del país donde dirigía en ese momento el actual estratega del Manchester City.
En el Mundial de Sudáfrica 2010, por ejemplo, ‘Pep’ estaba en el Barcelona cuando España fue campeona, mientras que en 2014 entrenaba al Bayern Münich cuando Alemania se consagró en Brasil.
Lea También: Luis Enrique tomará las riendas de la “Furia Roja”Otro dato que ilusiona aún más en Inglaterra, es que en esos años mundialistas los equipos de Guardiola fueron campeones de sus respectivas ligas, y justamente en este 2018 el City también obtuvo la corona de la Premier League.
Gary Southgate no puede esconder la influencia de Guardiola en Inglaterra
El técnico de los “Tres Leones” no ha ocultado nunca la influencia positiva que ha ejercido Guardiola dentro del fútbol inglés, tanto por su trabajo en el Barcelona con el que ganó dos Ligas de Campeones entre otros títulos, como a su llegada en el Manchester City inglés hace dos temporadas.
«Creo que ha tenido un gran impacto en el fútbol inglés. El impacto de ver al Barcelona hace unos años fue enorme, también para los jugadores jóvenes. Él ha sido un innovador. Ahora cuando veo a niños jugando, les veo saliendo con el balón jugado desde atrás», manifestó el técnico adicto a la moda.
Este miércoles, Inglaterra quiere dejar de ser un simple favorito y convertirse en el equipo a vencer cuando el 15 de julio se abran las puertas del estadio Luzhniki de Moscú para el último partido de la justa mundialista.
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