En el centro de la vibrante ciudad de París se encuentra el río Sena, una arteria vital que no solo da forma al paisaje urbano, sino que también ha sido una pieza clave en la historia y el desarrollo de la región.
Con una longitud de aproximadamente 776 kilómetros, el río Sena se extiende desde la meseta de Langres, cerca de Dijon, hasta su desembocadura en el Canal de la Mancha, cerca de El Havre.
El Sena es conocido por su majestuosidad y su influencia en la vida parisina. A lo largo de su trayecto, el río atraviesa importantes ciudades como Troyes, Fontainebleau, y Ruán, conectando diversas regiones de Francia.
En París, el Sena se convierte en un espectáculo de belleza y funcionalidad, con una anchura que alcanza hasta 200 metros y una profundidad que oscila entre 3 y 6 metros.
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Las orillas del Sena en París son una de las principales atracciones turísticas y han sido reconocidas por la UNESCO como Patrimonio Mundial de la Humanidad desde 1991.
Este verano, el Sena no solo será un símbolo histórico, sino también un escenario de gran relevancia para los Juegos Olímpicos de 2024, donde se celebrará la ceremonia inaugural y se permitirá a los atletas nadar en sus aguas, una práctica prohibida durante un siglo.
Además de su papel en los Juegos Olímpicos, el río ha sido objeto de esfuerzos recientes para revitalizar su entorno. Las iniciativas para limpiar el río y renovar sus muelles han transformado el río en un atractivo paseo para peatones y ciclistas, consolidando su rol como un centro de esparcimiento y recreación.
Así, el río Sena sigue siendo el corazón palpitante de París, un testimonio viviente de la historia y un símbolo perenne de la belleza y la funcionalidad en el paisaje urbano.