Más de 160 niños y adolescentes centroamericanos, en su mayoría hondureños, se vieron desplazados de manera forzada de sus lugares de origen o de residencia por efecto de la violencia generalizada durante el primer semestre del presente año.
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Eso según los datos proporcionados en el estudio: #NoAlMalTratoInfantil“Niñez sin tregua, desplazamiento forzado en el norte de Centro América”, elaborado por la organización humanitaria Casa Alianza y la ONG, Cristosal.
Lea También: Más de 190 mil hondureños abandonan casas en Honduras por la violenciaEl mismo señala que los menores se ven en la necesidad de abandonar su hogar por amenazas de muerte, amenazas a sus familiares, extorsión y reclutamiento forzado, entre otras causas.
Las pandillas Mara Salvatrucha MS-13 y Barrio 18 encabezan la lista de los generadores de desplazamiento forzado interno de menores en el Triángulo Norte de Centroamérica, que conforman Honduras, Guatemala y El Salvador, seguidas por la Policía y el Ejército, señala el documento.
Lo anterior conlleva #NoAlMalTratoInfantil»una doble vulnerabilidad» para los niños y adolescentes, ya que las entidades estatales encargadas de velar por la seguridad ciudadana también están atacando a las familias, señala el estudio.
Lea También: OIM confirma creciente número de desplazados por violenciaEl desplazamiento interno se ha visto evidenciado, al contar las organizaciones no gubernamentales con la capacidad de gestar iniciativas de sistemas de monitoreo en el Triángulo Norte, para generar pruebas que el fenómeno es grave y de esta forma caracterizar de forma adecuada a las víctimas de violencia.
La directora de programas para Centro América, de la organización no gubernamental Cristosal, Celia Medrano, dijo que las personas que viven en el Triángulo Norte se desplazan por #NoAlMalTratoInfantil»la falta de oportunidades de una vida digna y la violencia».
Ella dice que familias completas inician «tocando puertas de instancias estatales pidiendo ayuda, al no recibirla empiezan a desplazarse internamente en sus territorios hasta que toman la decisión de migrar de manera forzada, del país y no es precisamente hacia Estados Unidos», subrayó Medrano.
Señaló que hay un estrecho vínculo entre la deserción escolar y el desplazamiento forzado y que los menores de la región viven en una falta de garantía al cumplimiento de sus derechos.
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