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El complejo trabajo de erradicar las pandillas

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Además de endurecer las penas, se debe trabajar en los sitios marginales que se han convertido en semilleros inagotables de mareros…

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Uno de los roles esenciales de los gobiernos es el de proteger la propiedad privada y proporcionar un ambiente de seguridad y orden en el que puedan llevarse a cabo las actividades económicas.

Ambas funciones son esenciales para la creación de riqueza: en un entorno de elevada criminalidad, donde las propiedades y las personas no están seguras, es muy difícil que se generen actividades productivas.

Y es que, junto a la corrupción y el narcotráfico, las pandillas y el crimen organizado son las pesadas losas que impiden a nuestra economía avanzar.

La impunidad del crimen es otra de las claves para el crecimiento de las pandillas, debido a que en nuestro país las probabilidades de ser capturado y juzgado son minúsculas.

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Muy complejo

Dicen que muerto el perro se acaba la rabia. En el caso de los pandilleros la situación es mucho más compleja. Primero, porque ellos son humanos y, segunda, porque el problema está enraizado en la grave situación socio-económica de nuestro país.

Y es que, por más duras que se hagan las penas y las acciones, los asentamientos humanos, los barrios marginales y los cinturones de pobreza que se extienden a lo largo de los bordos de ciudades como San Pedro Sula y Tegucigalpa seguirán produciendo nuevos potenciales pandilleros de forma constante.

En estas comunidades excluidas, rodeadas de pobreza, los niños crecen en un entorno de hambre, violencia y de falta de oportunidades, por lo que eventualmente si irán sumando a las filas de las pandillas de su barrio, con el fin de sobrevivir, aunque ello signifique acabar con la vida de otros.

Bajo este contexto, abogado Amado Mancía, comisionado de Derechos Humanos en la Universidad Nacional Autónoma del Valle de Sula, manifiesta que está totalmente en desacuerdo con el uso de la violencia contra los miembros de las pandillas, “porque son seres humanos y porque no podemos asumir actitudes criminales como sociedad”, subraya.

Asimismo, considera que con ello desviamos la atención sobre la responsabilidad de un Estado incapaz de dar respuesta a la violencia. “Y, lo más importante, no queremos asumir que la violencia se debe a la exclusión social. No estaremos seguros hasta que seamos una sociedad justa e incluyente, de funcionarios honestos y al servicio de los pobres”, sostiene.

A cerca de las Maras

Las organizaciones de pandilleros denominadas “maras” en Centroamérica con presencia más significativa en El Salvador y Honduras, nacieron en la ciudad estadounidense de Los Ángeles, durante la década de los sesenta y ochenta.

La palabra “mara” tuvo su origen en el significado del término «marabunta», que corresponde a una plaga de hormigas carnívoras que siempre andan juntas. Luego, la palabra fue adoptada por los jóvenes centroamericanos para referirse a los amigos, la gente, la banda… la mara.

Las maras están compuestas habitualmente por jóvenes. Se organizan en estructuras muy jerarquizadas con fuerte sentido de pertenencia. Su estilo de funcionamiento se basa en la violencia y en lo que ellos denominan “vida loca”. Se financian con multitud de actividades ilegales: robos, extorsiones, asaltos, secuestros, tráfico de drogas y armas, etc.

Durante el conflicto armado de El Salvador (1980-1992) muchos jóvenes y familias enteras se vieron obligados a emigrar a Estados Unidos. Ese fue el principio de la historia pandilleril.

Quienes emigraron dejaron su historia para empezar una vida nueva. Salvadoreños, hondureños y guatemaltecos se instalaron en California y otros estados. Allí se encontraron un mundo muy distinto del que dejaron, y allí volvieron a ser minoría.

Los jóvenes, para sobrevivir en Los Ángeles, debían incorporarse a los grupos latinos que se enfrentaban a los afroamericanos. Con el tiempo, los grupos centroamericanos tomaron conciencia de su poder: eran tantos y tan valientes como los mexicanos. Entonces decidieron formar su propio grupo.

En la región centroamericana no había pandillas ni maras. El fenómeno comienza a visualizarse a partir de las guerras de los ochenta y la emigración masiva que provocaron. Las autoridades norteamericanas respondieron a este desafío con deportaciones constantes hacía los países de origen de los pandilleros. Una vez allí, estos grupos se organizaron y crecieron en las principales capitales centroamericanas con un modo de proceder idéntico que en su momento tenían en California.

 

 

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1 Comment

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  • mi opinion es que este problema puede ser exterminado de tajo pero si existiera la voluntad politica de hacerlo el presidente juan orlando puede acabar con este problema,tiene todos los medios y si el no acaba con este problema,en su nuevo periodo presidencial ,estas mafias se les van ir de las manos y van atacar los sectores mas altos y es ahi donde no van saber que hacer y no estoy de acuerdo con el abogado de los derechos humanos porque es cierto que los delincuentes son humanos pero es cierto tambien que a las personas que matan, extorcionan,violan, descuartizan son humanos,y estos mareros no tienen piedad a la hora de matar a alguien y cuando salen de las carceles salen a matar ,porque es lo unico que saben hacer,este señor no se enque pais vive pero este problema se puede acabar,aqui hay algo que todo mundo sabe ,todos los jefes policiales ,militares ,hasta el mas tonto del barrio sabe donde viven estos mareros ,donde y enque zonas operan,cuales son los barrios de la 18 y ms13 ,este es el tiempo señores para que este presidente ,imponga leyes y destierre a estos seres humanos salvajes sin corazon que matan sin piedad,no le den largas al asunto politicos de los derechos humanos demagogos,porque hasta uds, mismos los van a matar estos mareros porque bien dice el dicho cria cuervos y te sacaran los ojos,deben aplicar la pena de muerte para seres humanos que cometan mas de tres crimenes en adelante ,bajen la edad punible de 18 a 15 años,sancionen a los padres que no quieran poner a estudiar a sus hijos fusina tomense los barrios mas calientes y prohibidos de tegucigalpa y s.ps pero que esten casi de forma permanente ,hagan desarmes ahi que nadie porte armas de fuego y todo vago metanlo al ejercito vuelvan a poner el servicio militar obligatorio ,en las escuelas publicas vuelvan a poner clases de civica y moral ,clases de biblia,que hagan mas parques para la juventud,sigan extraditando todo narco ,depurando policias ,militares ,funcionarios publicos corruptos,pero haganlo porque sino las mafias la corrupcion ,narcos se van apoderar de todo y este pais va ser un caos peor del que ya vivimos,el cual talvez solo lo podra salvar una intervencion internacional asi como esta ocurriendo en otros lados del mundo,que todas estas cosas se salieron de control como ej siria ,libia,somalia,irak paises donde no se puede vivir porque reina el caos y la muerte, en honduras se ha adoptado la cultura de la muerte todo se resuelve matando,si seguimos asi de soñadores ,como los de los derechos humanos nos va a tocar el mismo destino de siria o otros paises donde por no haber voluntad politica ni social, ni amor por su pais tocaron fondo