¡El Chelsea de Inglaterra se coronó campeón del mundo por primera vez en 144 años de historia! Los Blues vencieron 2-1 en tiempos extras al Palmeiras en la final del Mundial de Clubes de la FIFA realizado en Emiratos Árabes Unidos.
Un gol de penalti del alemán Kai Havertz en el tiempo extra le dio al club londinense la victoria en el Al Jazira Mohammed Bin Zayed Stadium de Abu Dabi.
El primer tiempo fue parejo y sin muchas situaciones de gol. Palmeiras encontró cómo controlar a un Chelsea que estaba errático y no llevaba peligro al arco de Weverton.
En toda la primera parte, el portero brasileño solamente fue exigido una vez con un remate lejano de su compatriota Thiago Silva. Empate justo al medio tiempo.
Ese cerrojo de Palmeiras, muy efectivo durante 45 minutos, finalmente sería vulnerado a los 10 minutos de la segunda mitad. El delantero belga Romelu Lukaku abrió el marcador con un remate impecable de cabeza tras un gran centro enviado por Callum Hudson-Odoi desde la banda izquierda.
No obstante, el cuadro brasileño no se dejó caer y consiguió una importunidad inmejorable para empatar: Thiago Silva saltó a disputar el balón con Rony en en el corazón del área y tocó el balón con la mano. La acción fue advertida por el VAR y chequeado por el árbitro Christopher Beath, quien no dudó en señalar un penalti que convirtió Raphael Veiga para poner el 1-1 en el minuto 63.
El club londinense volvió a acelerar para volver a la ventaja, pero no lo consiguió. El árbitro pitó el final del tiempo reglamentario y la final se fue al tiempos extras.
Tiempo extra y campeonato
El club brasileño resintió el esfuerzo y solamente se dedicó a defender el empate para forzar los lanzamientos de penalti. El plan estuvo cerca de salir bien, pero apareció Azpilicueta, la mano de Luan y el VAR.
Azpilicueta remató tras un tiro de esquina desde la izquierda y la pelota impactó en la mano de Luan. El árbitro dejó seguir, sin embargo, cuando todo se detuvo el VAR lo advirtió sobre la acción, fue al monitor a observar la acción y cobró penalti para los Blues.
Kai Havertz, el mismo que marcó el gol del triunfo en la final de Champions League contra el Manchester City, anotó el 2-1 y el Chelsea se coronó campeón del mundo a nivel de clubes.
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