Un comentario y un me gusta en Facebook le costó la vida a un chico italiano.
Francesco Prestia fue asesinado por su inseparable amigo Alex Pittito de 15 años, quien le disparó tres veces cegado por los celos.
El asesino confeso tenía sospechaba que su colega Francesco andaba detrás de su novia, no había nada concreto quizá miradas, algunos gestos, pero los celos ya le dañaban su ego, y fue ese “Like” que Prestia colocó bajo la foto de la joven que despertó el instinto asesino de Pittito.
Alex Pittito es hijo de uno de los capos “Ndrangheta” y último miembro de una larga saga de delincuentes. Su padre, Salvatore, de 49 años, alias El tío, la madre Maria Antonia Messiano, el hermano de 21 años, el primo Pasquale (cuñado del arrepentido Michel Iannello, asesino del niño Nicholas Green), fueron arrestados el pasado enero en la operación Stammer. Eran un clan dedicado al tráfico de cocaína desde Sudamérica.
Con una educación delincuencial ortodoxa, Alex buscó en el cajón de su abuelo el arma y cobró la traición. Para él era cuestión de honor.
La policía considera que los jóvenes discutieron acaloradamente y que el asesino sacó la pistola y disparó tres veces a su amigo, tal vez dominado por la superioridad física de éste último, de complexión atlética y capitán del equipo de fútbol del municipio. Después fue a la comisaría para confesar su crimen.
Todos los expertos en mafias de Italia señalan la peligrosidad que entrañan las nuevas generaciones de «babycapos», como los llaman. Son compulsivos, ostentosos, de gatillo fácil y sin ningún miedo a pasar una temporada en la cárcel.
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