Recordamos a Berta Cáceres a un año de su muerte, mujer que fue una líder indígena lenca, feminista y activista del medio ambiente hondureño.
Porque ni las amenazas de violarla y lincharla, ni de los ataques contra su madre e hijas o los asesinatos de sus compañeros lograron detener la batalla de Berta Cáceres.
Berta, oriunda de la Esperanza, Intibucá, conocida ante los ojos internacionales y nacionales por su lucha a favor de los pueblos indígenas y la protección al medio ambiente, logro la admiración, el respeto y el reconocimiento de miles de personas.
Fue hija de Berta Flores, partera, enfermera y alcaldesa, quien dio amparo a muchos refugiados de El Salvador durante la guerra civil de ese país. Su hermana, Agustina Flores, también es una activista del COPINH (Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras).
Era madre de cuatro hijos y principal promotora de la lucha en contra de la instalación de una hidroeléctrica en la zona noroccidental del país. Estuvo casada con el dirigente indígena, Salvador Zúniga.
Su Labor como Activista Ambiental
Berta Cáceres fue una destacada activista hondureña que, por más de 20 años, luchó por los derechos de su pueblo y de la mujer, por la justicia social y la correcta administración de los recursos naturales.
En 1993 fundó el Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras, entidad encargada de velar por los derechos de la comunidad lenca. Con este consejo Berta organizó feroces campañas contra los mega proyectos que violaban los derechos ambientales y a la tierra de las comunidades locales.
Destacó su activismo medio ambiental, luchando contra proyectos hidroeléctricos, mineros y madereros destacando su lucha contra la presa hidroeléctrica de Agua Zarca en el Río Gualcarque en Santa Bárbara, cuya construcción afecta gravemente a las comunidades indígenas, siendo una importante fuente de agua y alimentos, además de considerarse un río sagrado para el pueblo lenca. En la tradición, los espíritus femeninos están en los ríos y las mujeres son sus principales guardianas.
En 2006, la activista organizó al pueblo lenca para que luchara contra el proyecto que pretendía construirse sobre dicho río, un lugar vital para las comunidades indígenas en cuanto a su supervivencia. El proyecto de la represa de Agua Zarca fue aprobado con una concesión a la empresa hondureña DESA y fue respaldado por la estatal china Sinohydro. Sin embargo, tras la fuerte campaña emprendida por Cáceres la empresa asiática retiró su apoyo al plan hidroeléctrico. La labor de la directora de COPINH logró que la Corporación Financiera Internacional (institución del Banco Mundial que invierte en el sector privado) también abandonara el proyecto.
En 2009 encabezó protestas contra el golpe de estado del 28 de junio del mismo año. En varias oportunidades, Cáceres denunció la expropiación de sus territorios y las carencias en los sistemas de salud y agrícolas, y rechazó la creación de bases militares estadounidenses en el territorio hondureño.
Además, en 2012 recibió en Alemania el premio Shalom, otorgado cada año a quienes arriesgan sus vidas en la lucha por la justicia y por la paz en el mundo. Su defensa por los derechos humanos la convirtió en víctima de innumerables amenazas, intimidaciones y ataques, además de sufrir la muerte de algunos de sus colegas.
La conmoción mundial fue unánime. Al encabezar la campaña en favor del medio ambiente, la ecologista hondureña había recibido el Goldman Environmental Prize. Tras su fallecimiento, Estados Unidos, la ONU y hasta el Vaticano exigieron el esclarecimiento del caso. Berta Cáceres pasó entonces a ser un símbolo de defensa de la tierra, en un país donde los héroes se cuentan por muertos.
Greenpeace concede premio a Berta Cáceres
Muertes a Activistas Ambientales
El caso de Berta Cáceres es el asesinato de mayor notoriedad en la tendencia cada vez más grave que se observa en Honduras de violencia e intimidación contra personas que defienden los derechos de los indígenas sobre la tierra. Internacionalmente, Honduras es considerado el país más peligroso per cápita del mundo para los defensores del medio ambiente y la tierra. Según las estadísticas entre 2010 y 2015, se asesinó a al menos 123 de estos activistas.
¿Usted qué opina?