A mediados de marzo de 2020 la vida de los hondureños cambió drásticamente, un enemigo invisible llamado Covid-19 atacaba, y tras el inminente aumento de casos de la enfermedad era necesario tomar medidas.
Ante eso, el director ejecutivo de Invest-H en ese entonces, Marco Bográn, presentó una idea innovadora, ya que las imágenes que llegaban de otros países eran aterradoras, y la compra de unos hospitales móviles representaba una esperanza para los hondureños.
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Bográn explicaba que los sanatorios eran modernos y tecnológicos, sin embargo, obviaba detallar las condiciones en las que se dio la compra de los mismos.
A mediados de año el escandalo estalló en Honduras, Bográn había pagado más de 47 millones de dólares por los hospitales móviles, sin recibir ningún tipo de garantía, además organismos de sociedad civil denunciaban que la transacción fue altamente sobrevalorada.
El funcionario se defendía de los señalamientos, pero la presión social lo llevó a renunciar de la institución, mientras que su situación se complicó aún más cuando en julio de ese año llegaron los primeros hospitales con una serie de irregularidades.
El Ministerio Público actuó ante lo que a todas luces parecía ser una estafa, y luego de una serie de investigaciones capturó a Marco Bográn y a otros ex funcionarios de la institución gubernamental, mientras que además solicitó la detención de Axel López, el guatemalteco que vendió los sanatorios.
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A la fecha, solo 2 de los 7 hospitales comprados están funcionando a medios vapor, mientras tanto las autoridades judiciales hacen lo pertinente, Bográn sigue guardando prisión y a López se le han congelado más de 100 millones de lempiras en Estados Unidos.
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