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¡Alarmante! La obesidad infantil se dispara en estos últimos años

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Según estadísticas de la Organización Mundial de la Salud, 70 millones de niños con sobrepeso para el 2025.

La obesidad infantil es uno de los problemas de salud pública mundial más graves del siglo XXI. Los niños y niñas con sobrepeso y obesidad tienden a seguir siendo obesos en la edad adulta y tienen más probabilidades de contraer padecimientos crónico-degenerativos como la diabetes, hipertensión y enfermedades cardiovasculares a edades más tempranas.

México ocupa el primer lugar mundial en obesidad infantil y Estados Unidos en obesidad en adultos actualmente. El problema está presente no sólo en la infancia y la adolescencia, sino también en la población en edad preescolar.

Según la Organización Mundial de la Salud , en los países en desarrollo con economías emergentes (clasificados por el Banco Mundial como países de ingresos bajos y medianos) la prevalencia de sobrepeso y obesidad infantil entre los niños en edad preescolar supera el 30%.

Si se mantienen las tendencias actuales, el número de lactantes y niños pequeños con sobrepeso aumentará a 70 millones para 2025.

Daños y perjuicios de la obesidad

La obesidad infantil está asociada a una amplia gama de complicaciones de salud graves y a un creciente riesgo de contraer enfermedades prematuramente, entre ellas, diabetes y cardiopatías.  También trastornos osteomusculares (especialmente artrosis, una enfermedad degenerativa muy discapacitante que afecta las articulaciones) y algunos tipos de cáncer (endometrio, mama y colon).

El aspecto del entorno en que los niños se conciben, nacen y crecen puede agravar sus riesgos de padecer sobrepeso u obesidad. Durante el embarazo, la diabetes gestacional (una forma de diabetes que se presenta en el embarazo) puede dar lugar a un mayor peso al nacer y aumentar el riesgo de obesidad en el futuro.

Prevención de la obesidad infantil

El sobrepeso y la obesidad son en gran medida prevenibles. Las políticas, los entornos, las escuelas y las comunidades son fundamentales, pues condicionan las decisiones de los padres y los niños, y pueden hacer que los alimentos más saludables y la actividad física regular sean la opción más sencilla (accesible y disponible), previniendo, así, la obesidad.

La OMS aconseja: limitar la ingesta energética procedente de grasas y azúcares; aumentar el consumo de frutas y verduras, así como de legumbres, cereales integrales y frutos secos; realizar actividad física con regularidad (60 minutos al día). reducir el contenido de grasa, azúcar y sal en los alimentos procesados para lactantes y niños pequeños.

Los padres de familia deben tomar el gran compromiso con sus hijos, todos los aspectos son importantes, sin embargo si los enseñamos desde pequeños a tener buenos hábitos en su alimentación, nos ahorraremos y les ahorraremos graves problemas de salud. Recuerda el sobrepeso y la obesidad se pueden evitar.

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