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(VIDEO) “Déjenme ver a mis hijos por última vez. Ellos me van a matar”: Matta Ballesteros

Matta Ballesteros cargos
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El histórico capo que ofreció pagar la deuda externa de Honduras en los tiempos en que controló el poder político y militar

Juan Ramón Matta Ballesteros, fue el narcotraficante que logró dominar a placer los principales pilares en Honduras e incluso, consiguió protección internacional al colaborar directamente con Estados Unidos, inyectando dólares y armas a la Contra (grupo armado que peleaba contra la revolución sandinista en Nicaragua).

‘Secuestro’

En horas de la mañana del 5 de abril de 1988, Matta Ballesteros salió de su mansión en Tegucigalpa para irse a trotar, como lo solía hacer siempre, éste era buscado por asesinato, narcotráfico y otros crímenes en varios países, pero en Honduras se sentía seguro. Solía organizar fiestas con altos funcionarios en su casa, y tenía conexiones con oficiales militares, detalló una publicación del sitio especializado en la temática del narcotráfico, InSight Crime.

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Cuando Matta Ballesteros regresó de trotar, descubrió con sorpresa que lo estaban esperando militares y policías hondureños, así como cuatro alguaciles. Un alguacil estadounidense que estaba en el lugar dijo que Matta Ballesteros intentó huir pero fue capturado. Se presentó un forcejeo. “Durante el forcejeo, tanto Matta Ballesteros como los oficiales hondureños lanzaron puñetazos y patadas”, escribió más adelante el mariscal en una declaración juramentada.

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“De repente vi que Matta Ballesteros había sido derribado al suelo, en un intento por detenerlo”, reveló el alguacil.

Las autoridades hondureñas finalmente acorralaron a Matta Ballesteros cerca del vehículo que el agente conducía, lo esposaron, pusieron una capucha negra sobre su cabeza y lo obligaron a entrar al coche.

Matta Ballesteros siguió forcejeando, pidiendo misericordia y pateando la puerta del coche, que ya había sido cerrada:

“No me hagan esto, por favor”, gritaba. “No me entreguen a los gringos”.

Matta Ballesteros tenía razón de estar preocupado. En Honduras podía ser un hombre altamente influyente, pero Estados Unidos lo requería por la muerte de un agente de la DEA en México, y allí enfrentaría la pena de muerte:

“Yo no tuve nada que ver con eso (…) déjenme ver a mis hijos por última vez. Ellos me van a matar”, gritaba.

Probablemente refiriéndose a la muerte del agente de la DEA, Enrique Camarena, asesinado por el cártel de Guadalajara y en el que habría participado Matta Ballesteros.

El asesinato de Camarena se dio lentamente. Un año después de su muerte, las autoridades mexicanas entregaron varias horas de grabaciones de audio de una sesión de tortura del agente y su piloto, quien también fue asesinado.

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En el carro del alguacil había dos policías hondureños y un escolta militar, quienes condujeron a Matta Ballesteros a una base de la fuerza aérea hondureña a una hora de distancia. Allí las autoridades de Estados Unidos y Honduras lo embarcaron en un avión y lo llevaron a República Dominicana. Menos de 24 horas más tarde se encontraba en una prisión de Estados Unidos enfrentando cargos de secuestro, asesinato y narcotráfico.

Muy seguro en Honduras

En sus negocios legales empleaba miles de lugareños, quienes lo honraban porque proveía medicinas, construía escuelas y hacía donaciones a causas benéficas.

Se dice que una vez le ofreció al gobierno pagar la creciente deuda externa, ofrecimiento que al parecer por lo menos un político lo tomó en serio.

Matta Ballesteros también les había ayudado a los militares hondureños y a Estados Unidos en su lucha contra el comunismo en la región. Mediante una aerolínea que él había establecido, Estados Unidos enviaba suministros a los Contras, grupo contrarrevolucionario nicaragüense, debido a la guerra de poder de Washington contra el gobierno sandinista que había tomado el poder tras derrocar en 1979 a la dictadura corrupta de los Somozas en Nicaragua, que era apoyada por Estados Unidos.

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El gobierno de Estados Unidos le hacía pagos a su aerolínea por la ayuda prestada, a pesar de que la propia Agencia Antidrogas de Estados Unidos (DEA), a pesar de que la propia Administración para el Control de Drogas de Estados Unidos (DEA por sus iniciales en inglés) había clasificado a Matta Ballesteros en la Categoría I de los “transgresores de la DEA”, detalla el informe de InSight Crime.

Protestas tras ‘secuestro’, porque no había tratado de extradición: reclamaban

Cuando apareció la noticia del extraordinario sometimiento de Matta Ballesteros, Honduras entró en conmoción. El ejército guardó silencio en cuanto al arresto y el presidente habló de “expulsar” al supuesto asesino y narcotraficante.

Pero el 6 de abril, unos 300 manifestantes marcharon hacia el centro de Tegucigalpa; esa noche, varios estudiantes quemaron una bandera de Estados Unidos y una copia de la Constitución hondureña frente al Congreso.

Varios congresistas y juristas reprocharon a los militares y la policía por el “secuestro”, así como a los tribunales que ordenaron la búsqueda y confiscación de las propiedades de Matta Ballesteros.

El 8 de abril, al menos mil manifestantes marcharon hacia la embajada de Estados Unidos.

En el alboroto que siguió, un anexo de la embajada de Estados Unidos fue incendiado, así como unos 20 vehículos; se hicieron varios disparos y murieron cinco personas. Días después los medios de comunicación dijeron que “las protestas más violentas contra EUA en Latinoamérica”.

El incidente en la embajada fue la culminación de una retorcida y sanguinaria relación entre Matta Ballesteros, el ejército y el gobierno de Estados Unidos.

Al principio, esta protección fue abundante. Matta Ballesteros era una figura pública en Honduras, igual de conocido como empresario y filántropo como narcotraficante.

Fortuna

Se dice que tenía plantaciones de café, tabaco y especias, así como lecherías y tierras dedicadas a la ganadería en Honduras; fundó además empresas de construcción y agroindustriales.

Construyó escuelas, y en sus negocios se emplearon por lo menos 4.000 personas. Daba dinero en efectivo en la puerta de su casa y solía llamar a las farmacias para garantizar medicinas para los enfermos.

Se dice también que alguna vez ofreció US$25.000 durante un la teletón; su ofrecimiento fue rechazado, pero de todas formas despertó simpatías.

Matta, según fuentes consultadas era humilde y sencillo, el tipo de persona que disfrutaba comiendo en la cocina con sus cocineras.

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