Paradójicamente, el olvido del que ha sido objeto, que es el mismo que lo dejó como congelado en el tiempo, es el que puede llegar ser la tabla salvadora para este pequeño pueblecito que enamora a primera vista.
El municipio colinda al norte con el municipio de Valle de Ángeles, al sur con los municipios de Maraita y Güinope, al este con los municipios de Morocelí y Yuscarán y al oeste con los municipios de Distrito Central y Tatumbla.
Para llegar allí, se debe tomar la carretera hacia El Paraíso, al llegar al valle de El Zamorano, a unos 28 kilómetros de Tegucigalpa, debe tomar el desvío hacía San Antonio, una vía de tierra, antes de llegar cruzará el río Santa Inés.
Su impresionante paisaje es conocido en todas las latitudes del mundo gracias a la obra genial del gran maestro de las artes plásticas, José Antonio Velásquez, primer pintor primitivista de América, y el quinto mejor del mundo.
Sin ser oriundo de este lugar, Velásquez fue alcalde del pueblo en tres períodos, llegó a amar tanto a San Antonio de Oriente, por lo que este irresistible paraje se convirtió en la inspiración de la mayor parte de sus obras.
Obviar a de San Antonio con Velázquez sería como desconocer su existencia y del propio pueblo al que dio a conocer.
Sus obras están entre las más cotizadas del mundo. No concurrió a ninguna escuela artística, de modo que sus actividades en este género se fundamentan en la sólida experiencia autodidacta.
La temática de Velázquez es única: casas, calles, caminos, personajes forman parte del paisaje humano y natural de San Antonio de Oriente, lugar donde pasó gran parte de su vida.
Cual nido de águilas, este encantador pueblo está enclavado en la cumbre de una elevada montaña, en medio de espesos bosques; el paisaje es de color esmeralda. Siempre verde y fuerte.
El municipio tiene una extensión de 2,095 kilómetros cuadrados con una población de 12,051 habitantes, 7,200 hombres y 4,851 mujeres, que residen en 48 caseríos y 14 aldeas.
En siglos pasados fue el punto de atracción de hondureños y extranjeros, cuando eran explotadas importantes minas pero de esa actividad sólo han quedado los recuerdos y los oscuros túneles que ocultan un pasado que lucía prometedor.
Contrario a como antaño, hoy su riqueza está allí Pese a su belleza, su población es muy escasa, muchos de ellos ancianos. Una gran mayoría ha migrado, aunque ocasionalmente llegan a visitar su tierra natal, pero otros le dijeron adiós para siempre.
Aquí los esfuerzos para potenciar el sector turismo.
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Durante los días de semana estas calles semi empedradas lucen solitarias, pero por lo menos los domingos llegan muchos visitantes o turistas de lujo.
Esta actividad dominical demuestra que San Antonio de Oriente conserva su potencial turístico y que una adecuada promoción revivirá sus mejores tiempos, que bien lo merece porque todos sus elementos han contribuido a identificar la imagen de Honduras ante el mundo.
¿Usted qué opina?