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Edgardo Ariel y el “presente maestra” que no dirá nunca más

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El brillante escolar con excelencia académica murió envenenado después de comer baleadas en un atentado contra su familia.

El “presente maestra” de Edgardo Ariel Reyes García, el alumno número 23 en la lista del primer grado de la Escuela Leopoldo Crivelli de Choloma, no se escuchará nunca más en este centro educativo.

La vida y el brillante futuro del pequeño de seis años, se apagaron amargamente la noche del 3 de julio, después que el menor no sobreviviera a la intoxicación por haber comido, junto al resto de su familia, baleadas envenenadas como parte del “macabro plan” de una mente criminal que aún no identificada.

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La historia y el fatal desenlace ya lo conocemos, pues la muerte de Edgardo Ariel consternó e indigno a todo el país.

Mientras tanto, en la primera aula de la escuela primaria ubicada en la colonia Godoy de Choloma, donde el pequeño recibía a diario el pan del saber, solo queda un descolorido pupitre vacío y un profundo dolor en los corazones de sus compañeritos y maestros que sienten su ausencia.

El pupitre vació de Ariel.

Lidia Isabel Midence, maestra de Edgardo Ariel, elogió el promedio de 99% que muestras las calificaciones del pequeño.

Cuando le corregía algo, se esmeraba para no volver a fallar, era muy pilas y como a todo niño le gustaba jugar, era inquieto, pero a la vez bien portado. Su silla permanecerá vacía, pero no significa que no está entre nosotros”, expresó.

Su directora, Karol Urbina, tampoco contuvo sus lágrimas al recordarlo.

La muerte de uno de nuestros alumnos nos ha consternado, es difícil saber que no lo volveremos a ver, ya que era un niño detallista, que cuando me miraba corría a abrazarme y me decía mi directora”, lamentó Urbina.

Lamentablemente, la risa de este niño con excelencia académica; descrito por todos como un pequeño alegre, inteligente, obediente y amoroso, no se oirá más en el patio de su escuela ni en su hogar.

El pequeño era un alumno con excelentes notas.

UN DESGARRADOR ADIÓS

Su familia y amistades lo despidieron el pasado 5 de julio. Durante el entierro, la desgarrada madre suplicaba que abrieran el ataúd para poder ver su carita por última vez.

“Destápenlo un ratito… no sean así conmigo… solo quiero darle un último besito a mí muchachito”, era el ruego de Francisca Mabel García.

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