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Ciudades chárter o ‘modelos’ lejos de arrancar en Honduras

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Los trabajos no inician, hay dudas en cuanto a la funcionabilidad de los megaproyectos y todavía no se concretó con inversionistas

Con una nueva división administrativa de Honduras, provista de un alto nivel de autonomía, con su propio sistema político, tanto a nivel judicial, económico y administrativo, enmarcadas en el capitalismo de libre mercado, se comenzarían las Zonas de Empleo y Desarrollo Económico (ZEDE), afirman fuentes del gobierno.

También conocidas popularmente como ciudades modelo, sería la apuesta de la actual administración para atraer inversionistas extranjeros, con la promesa de generar empleo a los hondureños y frenar la migración hacia Estados Unidos.

Uno de estos proyectos se realizaría en Amapala, zona sur del país, de acuerdo a las informaciones.

Una  información publicada recientemente por una página norteamericana indica que “el gobierno de Honduras promete regresar a los días de gloria. En 2013 anunció planes para construir un «megapuerto» en Amapala, junto con una oficina de aduanas y plantas de procesamiento para exportaciones como camarones, textiles y bananos…. el dinero provendría de inversores privados, que serían atraídos por el establecimiento de tres ZEDE (…)”

Añaden que  “éstas serían jurisdicciones independientes con sus propias leyes, tribunales y policía. El capital que atraen crearía puestos de trabajo y aliviaría la pobreza. En lugar de huir a Estados Unidos, los hondureños amenazados por las bandas omnipresentes del país podrían encontrar seguridad y sustento en las ZEDE”.

Imagen referencial de una ciudad modelo.

¿Cómo surgió la propuesta?

Surge en la inspiración de hacer «ciudades chárter», nuevas jurisdicciones en tierras vacías que evitan instituciones débiles para atraer inversiones y empleos, explican.

El propulsor es Paul Romer, actual economista y jefe del Banco Mundial, éste popularizó la idea después de notar que las ciudades autónomas como Hong Kong y Dubai se convirtieron en imanes para la inversión.

En 2010, Reynaldo Sánchez, jefe de gabinete del expresidente, Porfirio Lobo, pidió a Romer que ayudara a establecer las primeras «ciudades modelo» después de ver una charla que éste dio.

Al igual que las zonas de libre comercio de Dubai, las ZEDE deben «integrarse perfectamente en la ciudad», manifestó Sánchez.

Consecuencias de las ZEDE

Las zonas se pueden crear en áreas poco pobladas sin el consentimiento de los lugareños. Los hondureños dentro de ellas perderán algunos derechos, serán como extranjeros en su propio país.

Según la ley que crea las ZEDE, sólo seis de los 379 artículos de la Constitución deben aplicarse dentro de ellos, señala Fernando García, abogado en Tegucigalpa, la capital. Estos no incluyen los que suscriben derechos como el habeas corpus y la libertad de prensa.

Los forasteros asumen lo peor. Un informe reciente de Carnegie Endowment, un grupo de expertos, califica a Honduras como «emblemático» de países en los que «la corrupción es el sistema operativo» de redes formadas por gobiernos, empresas y «criminales». La saga de ZEDE sugiere que tal sistema tendrá gran dificultad en crear un lugar que esté libre de sus propios defectos.

Pero todavía tiene mucho apoyo político. El actual presidente, Juan Orlando Hernández, que se postula para la reelección, ve a ZEDE como un ganador del voto.

Recientemente publicó en Facebook un mapa (quizá fantástico) que mostraba cómo transformarían a Honduras en el «centro logístico» de las Américas.

Sin embargo, la confusión acerca de la gobernabilidad aumenta la sospecha de que las ZEDE son una forma más de enriquecer a una elite arraigada y erosionar los derechos de los hondureños comunes.

El National Lawyers Guild, una ONG americana de izquierda, teme que los que rigen las ZEDE y los secretarios técnicos ejerzan un poder incontestable a las personas que viven y trabajan dentro de sus fronteras.

Una vez establecidos, los ZEDE pueden tomar tierra para expandir las zonas. Eso puede provocar conflictos: el 90% de los hondureños no tienen títulos en sus hogares y centenares han muerto en conflictos de tierras en los últimos años.

Los hondureños que viven en áreas designadas por ZEDE tienen poca idea de lo que está en la tienda. «Nunca hemos estado en el circuito», dice Julio Ramírez, empleado de la ciudad de Amapala.

Salvador Nasralla, el candidato principal para destituir a Juan Orlando Hernández en las elecciones del 26 de noviembre, dice que derogaría la ley ZEDE porque los hondureños pasarían a ser extranjeros en su propio país.

Imagen referencial de lo que sería una ZEDE

Aún no se comienza

Después de siete años de trabajo, el esquema es tan vago como ambicioso. Nadie fuera de un grupo pequeño sabe cuál será el primer proyecto. Agile Solutions, una firma de software brasileña, habla de invertir 200 millones de dólares para abrir una «aldea startup» en Tegucigalpa, creando 6.000 empleos.

Amapala no está listo

Después de gastar millones de dólares en estudios de factibilidad para Amapala, la agencia de desarrollo de Corea del Sur concluyó que el área no está lista para un megapuerto. 

Así que el gobierno hondureño decidió comenzar con un proyecto turístico que atrapa a varios pueblos pesqueros de la bahía, además de fábricas y un centro aduanero cercano.

Algunas ZEDE propuestas se basan en el «Plan 2020», un plan maestro para el país elaborado por McKinsey, una consultoría. Se sugiere la creación de 600.000 puestos de trabajo mediante la atracción de las operaciones de montaje de vehículos, centros de llamadas y otras industrias de Asia.

Conclusión

La forma en que las ZEDE funcionarán y si serán una realidad, es una cuestión de discusión entre sus partidarios. La ley pone el control efectivo en manos de inversionistas y un «secretario técnico» que administrará cada zona.

Las causas civiles y penales serán juzgadas por tribunales especiales de la ZEDE, aunque no está claro si cada zona tendrá su propia o si se unirán a un solo sistema paralelo.

Podría contratar a jueces extranjeros para conocer casos civiles y penales, así como los equipos de fútbol hondureños contratan a jugadores extranjeros.

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