Asegura que su absolución es agridulce porque su hermana quedó tras las rejas acusada por el desfalco millonario al Seguro Social
Susette Atuán Rojas, una de las implicadas en el caso de corrupción más grande en Honduras, fue dejada en libertad el pasado sábado y tras ser absuelta reaccionó diciendo que “mi corazón está partido en dos porque dejó a mi hermana en la cárcel”.
Rojas Flores era acusada por el delito de lavados de activos en perjuicio de la economía del Estado de Honduras, en el caso de las denominadas empresas fantasmas o de maletín en detrimento del Instituto Hondureño del Seguro Social (IHSS).
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La fémina estuvo cerca de dos años privada de libertad, por lo que se quejó diciendo que “no sé quién me va recompensar estos dos años que estuve sin mis hijas”.
Se preguntó además que “quién me va ayudar a pagar a los abogados, me dejaron sin trabajo, me aseguraron ilegalmente mi bien inmueble y dos años después se demuestra mi inocencia en juicio oral y público”.
Recomendó a los hondureños que “no hay que juzgar porque la palabra de Dios dice que con la misma vara que midas, serás medido y una cuarta más, y como dice la alabanza tuvo un gusto amargo, hoy su victoria tiene un sabor a miel”.
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En este caso fueron condenados por crear empresas fantasmas el exdirector del IHSS, Mario Zelaya, John Charles Bográn, José Ramón Bertetty, Vivian Melissa Juárez Fiallos y Michelle Alejandra Rojas Flores (hermana de Susette).
El Tribunal de Sentencia los acusó por los delitos de malversación de caudales públicos, violación a los deberes de los funcionarios, fraude y lavado de activos.
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